Miscelánea
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• Cap. Emilio Herrera Linares, pondría en marcha
el Laboratorio Aerodinámico de Cuatro
Vientos, cuyo túnel del viento en circuito cerrado
sería un modelo para el resto de Europa;
creó la primera escuela de hidroaviones de
España, en los Alcázares (Murcia), y en 1929
organizaría y dirigiría la Escuela Superior Aeronáutica
(actual ESTISAE).
• Cap. Enrique Arrillaga López. Tuvo un grave
accidente de aeroplano el 30 de diciembre
del año 1911, por el que ingresó en 1916 en el
Cuerpo de Inválidos Militares al no recuperarse
totalmente, lo que no impidió que en 1912
fuera designado como profesor del primer curso
que se realizaba para sargentos (también se
realizaron cursos de piloto para tropa).
• Tte. Eduardo Barrón y Ramos de Sotomayor:
realizó los proyectos de Talleres y salas de ensayos
de Cuatro Vientos, diseñaría los aviones
«Barrón» y fundaría la Sección de Aviación de
La Hispano de Guadalajara.
• Tte. José Ortiz Echagüe: en 1915 organizó en
Cuatro Vientos los talleres de entretenimiento
• Tte. José Ortiz Echagüe: en 1915 organizó en
Cuatro Vientos los talleres de entretenimiento
de aviones, origen de las maestranzas aéreas.
En 1923 crearía y dirigiría la sociedad fabricante
de aviones CASA.
El segundo curso de piloto militar de aeroplano se
abrió a todas Armas e Institutos del Ejército. Durante
su realización, en junio de 1912, se estrella
el Capitán de Infantería D. Celestino Bayo Lucía.
Sería la primera víctima mortal en accidente de
aviación militar.
En la III Promoción nos encontramos ya a los primeros
alféreces de navío (hasta 1921 no darían sus
propios cursos, en la Escuela de Aeronáutica Naval
de San Javier, Murcia).
En 1913 se creaban ya dos ramas dentro de la
Aeronáutica: la rama de Aviación y la rama de
Aerostación. La aviación tiene ya entidad independiente
dentro del Ejército, y constituye el origen
de la actual Aviación del Ejército de Tierra.
En 1916, los oficiales aspirantes a pilotos militares
de aeroplano recibían las enseñanzas teóricas en
Cuatro Vientos y las prácticas en Alcalá, y los observadores
de aeroplano lo harían en los aeródromos
de Sevilla, Guadalajara y Cartagena. También
en este año se realizaban ya cursos de hidroavión
en Los Alcázares (Murcia).
En 1926, los oficiales aviadores debían superar, en
un período de dos años, los cursos de Observador
en Cuatro Vientos, de Tiro y Bombardeo en Los
Alcázares, de Pilotaje Elemental en Alcalá de Henares
y de Transformación en Cuatro Vientos.
Este año, el capitán de Artillería D. José Antonio
Méndez Parada organiza en Cuatro Vientos el primer
curso de paracaidismo militar, para disminuir
el número de bajas causadas por los derribos
en Marruecos: el paracaídas de entonces era muy
engorroso y de difícil acoplamiento en cabina, por
lo que frecuentemente los tripulantes prescindían
de él.
La aviación española en las campañas de Melilla
y de El Rif
Ante estos avances técnicos pronto empezaron a
explotarse sus capacidades tácticas. El 27 de julio
de 1909, justo después del desastre del Barranco
del Lobo, el Servicio de Aerostación haría en Melilla
su primer despliegue en campaña. El inicial
escepticismo del Estado Mayor pronto se transformó
en entusiasmo.
Al mando del capitán de Ingenieros D. Antonio
Gordejuela Causilles, la sección se estableció en
Nador, donde, con sus ascensiones, descubrieron
las posiciones del enemigo, los accidentes del terreno
en los que los moros se emboscaban y hacia
dónde dirigían sus ataques y movimientos.
También se obtenían fotografías y se dibujaban
perspectivas para situar en los planos detalles importantes.
Cabe destacar el éxito obtenido en las
correcciones del tiro de artillería.
En enero de 1912, tras el inicio de la campaña del
rio Kert, se prepara en Guadalajara una unidad de
Aerostación para una nueva expedición. Las largas
horas que en pleno invierno pasó el propio
capitán Gordejuela realizando inspecciones en el
interior de los globos le produjeron una pulmonía
falleciendo a los pocos días. Fue el primer componente
del Servicio de Aerostación fallecido en
acto de servicio.