LA PRISIÓN DEL REY DE FRANCIA: CONSIDERACIONES SOBRE ... 163
deliberadamente al rey, sino que el rey se le vino a las manos. La suerte, favoreció
a un determinado personaje. Fuere Diego de Ávila, Mr. Pomperant,
Alonso Pita, don Juan de Aldana o Juan de Urbieta, su gloria fue gloria de
lotería (…)72. Este juicio, sin duda personal, esta devaluación del hecho ha
sido repetida en diferentes ocasiones y por diferentes autores. El texto en
solitario puede ser insuficiente para entender los motivos para tal apreciación,
pero quizás queda esclarecido en el que le sigue, en el que añade que,
por ello, por ser heroísmo ocasional, no atrae mucho volumen de gloria73
sobre el aprehensor y su patria. Puede tratarse de una manera de desvestirse
de parcialidad, localismo, etc. para emitir un juicio que parezca justo y que
este no señale nada más que un hecho histórico sin consecuencias que pudieran
pervertir las intenciones. Conviene recordar que Arocena y Urbieta
son vascos y curiosamente finaliza su artículo dando a este preeminencia por
considerar la crónica de Oznaya como la más veraz74.
Es evidente que el hecho tiene el valor del prisionero capturado. De
no ser así, no sería más que un momento de la batalla. Para que sea heroico,
debe existir la voluntad, pero no así para la gloria, ya que esta se define
como la reputación, fama y honor que resultan de las buenas acciones.
Como hemos dicho, Alonso pregunta por la persona del rey y va hacia
él. Si no tomamos en consideración el relato de Alonso, lo que para nosotros
no debe hacerse a la ligera, debemos preguntarnos si era reconocible la
Revista de Historia Militar, 127 (2020), pp. 163-192. ISSN: 0482-5748
figura del rey.
En las cartas del Abad de Nájera, al tratar de los fallecidos dice: El
Marqués de Civita Sant angelo ha parescido oy entre los muertos con muchas
heridas pequeñas y una grande de estoque en la cara deviose de olvidar
de lacar la vista al tiempo de afrontar (…)75. Alonso de Santa Cruz,
en su Crónica del Emperador, dice: D. Fernando de Castrioto, Marqués de
Civita Sant Angelo, yendo hacia el rey de Francia para cometerlo, el mismo
Rey le dio una estocada por la vista que llevaba alzada y cargaron sobre él
todos los caballeros que con el Rey estaban y le dieron tantas heridas que
luego murió (…)76.
Por lo tanto, todo hace indicar que el rey sí era reconocible. Además,
la vestimenta y la cabalgadura también lo eran. Recordemos que en el escudo
72 AROCENA ARREGUI, Fausto. op.cit.
73 Ibídem.
74 De la que ya señalamos sus incoherencias e imprecisiones.
75 De las cartas del Abad de Nájera al emperador se encuentran varias copias manuscritas
en la Biblioteca Nacional de España. Hemos utilizado las del año 1525 con signatura
Mss/20213/21/60-67
76 BELTRÁN, Ricardo y BLÁZQUEZ, Antonio. Crónica del emperador Carlos V compuesta
por Alonso de Santa Cruz, su cosmógrafo mayor. Madrid, 1920.