PEDRO DE ILLANES, UN HOMBRE QUE QUISO SALVAR A LOS ... 35
son una acusación de incompetencia en el desempeño de su cargo contra Eisgarn.
Eisgarn seleccionaba el personal contratado sin el debido cuidado; de los
12 soldados contratados como sirvientes, tres desertaron poco después de salir
de Viena. Los restantes estaban más ocupados en el cuidado de los caballos
que en las labores del hospital; así entonces rendían servicios en el hospital,
pero maltrataban a los enfermos y no les daban nada de comer. Generalmente
estos sirvientes estaban a cargo de los funerales; en estos casos, estos individuos
sin ningún escrúpulo robaban el saco, la ropa y todos los bienes de los
difuntos. Su avaricia llegó a tal punto que incluso enterraron vivos a algunos
soldados. En varias ocasiones también requerían pagos adicionales para los
entierros. Similarmente, de los clérigos designados al servicio del hospital de
campaña, Eisgarn sólo mantenía dos a su servicio. Uno era un laico de mala
vida que pasaba los días en la cocina comiendo y bebiendo, que murió en
poco tiempo cuando marchaba de Győr a Viena. Illanes también expresó sus
reproches en relación con el otro sacerdote, diciendo que ni entendía como tal
persona pudo llegar a ser sacerdote. Eisgarn también contrató a ocho mujeres;
siete de ellas se escaparon al poco tiempo. Pero no sólo eran las sirvientas
las que dejaron el hospital, sino el procurador, el secretario de Eisgarn, los
cocheros, los pajes de caballeriza, tres soldados, el boticario y el asistente del
médico. No obstante, nadie fue contratado en su lugar.
Además, según la denuncia, Eisgarn también incumplía con las obligaciones
de su cargo. Illanes menciona, por ejemplo, que muchos enfermos
y heridos murieron en el asedio de Pápa, ya que el hospital de campaña no
fue levantado a tiempo para atenderlos. Los soldados sirvientes arriba mencionados
no ejecutaron los enterramientos con el debido cuidado, y así surgieron
varias plagas en el campamento, pero Esigarn no se ocupó del peligro
sanitario, a pesar de que varios miembros del personal del hospital también
murieron enfermos a causa de las plagas. Siguiendo la lista de acusaciones,
Illanes menciona que las 12 tiendas de campaña adquiridas para ser utilizadas
en el campo de batalla fueron todas dejadas atrás en Viena. Los demás bienes
del hospital también fueron echados a perder: tanto el equipamento del
hospital como la ropa de los enfermos fueron robados, saqueados y tomados
como botín. Eisgarn se negaba a transportar el equipamiento a Pozsony por el
Danubio, así que la travesía de las tropas de abastecimiento por tierra duró un
mes, atravesando terrenos despoblados y bosques.
Según la denuncia, Eisgarn tampoco era muy cuidadoso en el manejo
del dinero. En vez de comprar dos o tres carretas –como proponía Illanes–,
contrató nueve o doce carretas con sus correspondientes cocheros y cuarenta
caballos, representando un gasto exagerado. No obstante, la acusación más
Revista de Historia Militar, 127 (2020), pp. 35-40. ISSN: 0482-5748