196 ANTONIO PRIETO BARRIO
y gramática castellana. Los exámenes de las materias del primer grupo eran
obligatorios para todos los aspirantes y podía dispensarse de los del segundo a
los que acreditaran tener el grado de bachiller o a quienes presentaran certificados
de haber superado en los institutos de segunda enseñanza dichas materias,
siempre que hubiesen obtenido en cada asignatura la nota de aprobado. El
examen se dividía en tres ejercicios, siendo el primero el de dibujo, el segundo
el de traducción del francés y aritmética y el tercero el de las materias, ya indicadas,
del segundo grupo8.
Procedente de paisano, y superado el examen de ingreso, el 26 de
agosto de 1884, Galbis con 16 años, se incorpora como alumno en la Academia
General Militar, prestando juramento a la bandera el 1 de septiembre.
Pertenecía a la segunda promoción formada por 191 alumnos, con números
de filiación entre el 275 y el 465, siendo el de nuestro protagonista el 2949.
Los alumnos tenían que presentarse con las prendas indicadas en el
reglamento, que debían ser en hechura y calidad al modelo de uniforme que
existía en el almacén de la academia. Entre otras eran: ros con pompón para
gala, levita negra con tahalí, dos pares de pantalones encarnados, capote de
abrigo, dos polacas, ambas grises, una de paño y otra de lanilla, gorra y espadín.
A todo ello había que sumar camisas blancas, calcetines, calzoncillos,
ropa de cama, aseo, cubiertos, etc. Recibían además otros efectos con cargo
al alumno: catre de hierro, colchón, almohadas, correaje completo, etc.
Durante su estancia en esta academia «ocurrió como suceso extraordinario,
el incendio del Alcázar de Toledo en la noche del 9 al 10 de Enero del
1887, durante el cual, fui uno de los 25 que trabajaron en el salvamento de
objetos, entre los que, personalmente, saqué la bandera de la Academia, y con
otros cajas de pólvora, siendo por ello citado en la Orden de la Academia»10.
Una vez iniciado el fuego, el corneta de guardia tocó “generala”, y los
alumnos formaron en el centro del patio. «Se dispuso, para evitar desgracias,
que abandonaran todos el Alcázar, llevándolos a Santa Cruz. La mayoría de
ellos se escaparon de filas, dedicándose a los trabajos de extinción del incendio,
dando notable ejemplo de constancia, y muchos de ellos de heroísmo,
como los que desalojaron el polvorín». El general Galbis era consciente de
que algunos alumnos —incluido su hijo— no habían cumplido su orden aun
cuando fuera para realizar actos dignos de elogio. La orden de la Academia
8 Real orden circular de 7 de marzo de 1884 (CL núm. 84). El plan de enseñanza se trataba en el
artículo 105 y el sistema de ingreso en las academias de aplicación en el 106. Adicionalmente
se incluían programas detallados de las materias del examen de ingreso.
9 GISTAU FERRANDO, Miguel. La Academia General Militar, Toledo, 1883 a 1893. Apuntes
de su historial recopilados y ordenados por M. Gistau. Talleres Tip. de El Imparcial. Madrid,
1919.
10 GALBIS, Testamento laboral, op. cit., p. 1.
Revista de Historia Militar, 127 (2020), pp. 196-232. ISSN: 0482-5748