LA ARTILLERÍA DE LOS REINOS DE NÁPOLES Y DE SICILIA EN ... 87
hasta 1560, en el cual priorizan los gastos en fortificación, y el segundo a
partir de ese año, cuando se dió preferencia a la construcción de galeras. Y
ello comportaba estrategias diferentes a la hora de hacer frente al enemigo,
en función de los dos términos de ese binomio.12 La opción de llevar la
guerra al mar tenía como objetivo interceptar la flota otomana antes de que
tomase tierra y muchos fueron los gobernantes que prefirieron esta forma de
actuación. En este sentido, en 1576 Felipe II comunicaba al virrey napolitano
que la protección de la costa mediterránea en su conjunto requería “un
centinaio di galere”.13 Pero lo cierto es que, desde ese momento, el número
de galeras fue reduciéndose durante el último tercio del siglo XVI, y más
aún en los comienzos del siguiente.
Analizar la capacidad artillera de Nápoles y de Sicilia en el bienio
1575-1576 es el propósito primordial de este artículo, según la información
contenida diferentes documentos, conservados principalmente en el Archivo
General de Simancas.
LA ARTILLERÍA DEL REINO DE NÁPOLES EN 1575
En un memorial que Giovan Francesco di Sangro, duque de Torre Mayor,
dirigió al monarca Felipe II exponía que Nápoles contaba con una dilatada
línea costera y estaba por ello “sugeto a las invasiones maritimas”, si
bien la accidentada orografía era un factor favorable ya que existían “muy
pocos puertos, los quales se pueden fácilmente guardar”.14 En consecuencia,
creía conveniente realizar obras de fortificación sólo cuando el sitio escogido
cumpliese determinadas condiciones, como la de ser un lugar seguro, de fácil
acceso para ser socorrido y cuyo coste de ejecución no fuese tan elevado que
“por falta de dinero tarde demasiado a reduzirse en su perfeçion”.15 Añade
además un último requisito relacionado con el tipo de enemigo a combatir.
Y así, afirma que contra los franceses veía “muy necesario fortificar” porque
su propósito era la conquista del reino, en tanto que contra los turcos bastaba
una fuerza terrestre que pudiese desplazarse con celeridad al lugar que hubiera
sido atacado. Por tanto, de acuerdo con este planteamiento general, aconseja
apuntalar únicamente la zona limítrofe con los Estados Pontificios ya que allí
podrían aprovecharse mejor las condiciones naturales y contener así “los exercitos,
la artelleria y todo el aparato de guerra” que trajera el enemigo, siendo
12 Muto, 2008: 32 y 2006: 156.
13 Fenicia, 2003: 20.
14 AGS, Estado, 1066/108. Nápoles, 10 de diciembre de 1575.
15 Ibidem.
Revista de Historia Militar, 127 (2020), pp. 87-114. ISSN: 0482-5748