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aunque no tenían una aplicación
práctica inmediata, se esperaba que
su «estudio en la academia (…) sirviera
para adquirir la capacidad intelectual
necesaria para hacer un
completo análisis de una línea de acción
en una operación militar» (Ibáñez,
50-51). En el sistema de 2010,
es el conjunto del grado de IOI el que
proporciona esos «conocimientos
fundamentales», entre los que apenas
hay espacio para los de carácter
exclusivamente militar. En la AGM
se lee a Clausewitz, a Liddell Hart y
a sir Rupert Smith, pero no porque
formen parte del plan de estudios,
sino porque la dirección y algunos
profesores recomiendan su lectura
(autoeducación).
CONCLUSIONES
Una vez que se adoptó la decisión de
que el grado que cursarían los alumnos
64 / Revista Ejército n.º 973 • mayo 2022
de la AGM sería uno de los que
ya ofrecían las universidades españolas
y estaban incluidos en el Registro
de Universidades, Centros y
Títulos (Izquierdo Navarrete, 328-
334), la Ingeniería de Organización
Industrial era una opción lógica. Por
una parte, su programa tenía mucho
en común con los que tradicionalmente
habían sido los contenidos
de la enseñanza de formación de
oficiales. Por otra, capacitaba para
puestos de trabajo directivos en empresas
y organizaciones para los que
se requiriera una buena formación
técnica (como son las Fuerzas Armadas).
En cualquier caso, el origen y la razón
de ser de este grado se encuentran
en el terreno de la industria y la
logística. A pesar del importante esfuerzo
realizado por la Universidad
de Zaragoza y por el propio CUD
para adaptar el plan de estudios a
las necesidades de la formación de
futuros oficiales, en este proceso
de «militarización» es difícil rebasar
ciertos límites sin desvirtuar por
completo la esencia de la titulación.
El conflicto entre la voluntad de «militarización
» y la realidad de los contenidos
que ofrece el grado de IOI
se aprecia claramente al examinar