7
Ejército, ninguna de las otras cualifica
al militar, como ésta, distinguiéndole
de simple guerrero para hacerlo soldado,
y no hay institución que la exija
en grado tan elevado. Hay Ejército
cuando existe disciplina y sin ésta no
hay Ejercito.
En los ejércitos, por la forma de instaurarla
y mantenerla, podemos distinguir
dos tipos de disciplina:
— La disciplina por coacción: aparentemente
útil en las situaciones
cotidianas, pero frágil y superficial
en los momentos comprometidos.
— La disciplina por convicción: profunda
y extraordinariamente resistente.
La disciplina, que obliga a todos por
igual, hace a los ejércitos fuertes, respetables
y útiles. La misma se manifiesta
en la puntualidad en el servicio,
la exactitud en el cumplimiento del
deber, el cumplimiento de las órdenes
y el escrupuloso respeto a las leyes y
reglamentos.
EL VALOR
Es una virtud objetiva y componente
básico de la moral de combate
que puede definirse como: «una
cualidad del ánimo que mueve a
acometer resueltamente grandes
empresas y arrostrar sin miedo los
peligros». Requiere un dominio de la
voluntad sobre los sentimientos que
se producen en el alma ante un peligro
inminente.
El valor no reside en no tener miedo
ya que este, al tratarse de un estado
de ánimo provocado por una situación
determinada, no es evitable por
la persona afectada; pero sí puede
ser controlado, precisamente, con
el esfuerzo de voluntad necesario.
A tal fin, procede reseñar la necesidad
de educar la voluntad, que es:
energía y firmeza, tesón, empeño
y perseverancia para no darse por
vencido.
La voluntad es la piedra angular del
éxito de la vida, hace al hombre valioso
y le permite lograr sus objetivos.
Sobre este particular, el papa Juan
Pablo II, en una alocución dirigida
a los alpinos italianos en mayo
de 1979, manifestaba:
«La educación de la voluntad es
el entrenamiento en el sacrificio y
la renuncia, el esfuerzo en la formación
de los caracteres sólidos
y serios, la educación en la virtud
de la fortaleza interior para superar
las dificultades, para no ceder
ante la pereza, para mantener la
fidelidad a la palabra y al deber».
Asimismo, el valor ha sido definido a
lo largo de la historia por pensadores
y filósofos de todas las épocas de entre
los que cabe señalar:
— Alonso de Ercilla7, al respecto
nos dice:
«En los peligros grandes la osadía
merece ser de todos estimada, el
miedo es natural en el prudente;
el saberlo vencer, es ser valiente»
— Villamartín8, lo especifica de la
siguiente manera:
«El valor es una elación del ánimo
que nos hace amar las emociones
producidas por el peligro y arrostrarlo
con firmeza».
— Vallecillo9: este tratadista militar,
lo reseña como a continuación se
expone:
«El valor debe ser moderado por
la prudencia, ilustrado por la ciencia
y empleado con sujeción al
cálculo de probabilidades, porque
el esfuerzo del ánimo, sin tan
indispensables circunstancias, no
es valor racional, sino temeridad,
valor ciego».
Por último, hay que comentar que «esa
cualidad misteriosa a la que llamamos
valor» es fuerza de voluntad, es autosacrificio,
es una fuerza misteriosa que
inspira a los hombres a no retroceder
cuando sus entrañas les piden poner
tierra de por medio.
COMPAÑERISMO
El de las Fuerzas Armadas está en su
cohesión y unidad. Todos los que constituyen
el grupo militar pueden considerarse
como elementos imprescindibles
en ese engranaje. Si cada uno
está en su sitio y cumple su misión, el
conjunto marchará y satisfará las necesidades
que obligaron a su creación;
para ello se necesita la cooperación de
todos y el trabajo en equipo, sustentado
en un fuerte compañerismo.
Para el coronel Arencibia Torres10, el
compañerismo es «uno de los valores
más apreciados en la vida militar;
la unión, la agradable convivencia, la