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MEMORIAL ARTILLERíA, nº 176/1 - Junio 2020
de
y estructuras civiles está recogido en las
leyes y usos de la guerra. Pero ahora, ade-más,
la rápida difusión de daños colate-rales
no buscados a través de los medios
modernos (redes sociales, etc.) puede con-vertir
cualquier victoria en el campo tác-tico
en una derrota en el estratégico. Los
fuegos de artillería con municiones de pre-cisión
permiten acciones cuasiquirúrgicas,
reduciendo drásticamente el riesgo de da-ños
colaterales y el riesgo para nuestras
propias tropas, todo ello con un coste eco-nómico
muy inferior al de otros medios.
No pretendo ser exhaustivo en la descripción
de ese hipotético conflicto del futuro. Pero de lo
presentado hasta ahora se deduce la idea cen-tral
que ya esbocé hace dos años: la artillería de
campaña, como pilar fundamental de la función
de combate Fuegos, tiene de nuevo un papel de-cisivo
en los conflictos bélicos.
Juntando ambas ideas, el papel a jugar y un
escenario económico complicado, hace más ne-cesario
que nunca aclarar cuál es el nivel de am-bición
a conseguir para nuestras unidades de
artillería. El ejército norteamericano está reali-zando
una transformación similar, potenciando
sus unidades de fuegos. Su nivel de ambición con
variedad de materiales y desarrollos tecnológicos
casi de ciencia-ficción –como el cañón de hiper-velocidad–
no puede ser el nuestro. Aquí es muy
necesario, para un país como el nuestro cuyo es-fuerzo
inversor en defensa nunca va a ser eleva-do,
mantener un vínculo claro entre lo deseable y
lo alcanzable, y adecuar nuestra doctrina y pro-cedimientos
para sacar el máximo rendimiento
al material del que dispongamos realmente.
El sistema de fuegos de artillería se compone
de tres elementos fundamentales: un sistema
de mando y control, las plataformas de lanza-miento
con municiones adecuadas, y los medios
de localización.
En mando y control, el sistema empleado es
el TALOS. Iniciado en 2009, su último desarrollo
está muy cerca de conseguir tres aspectos esen-ciales:
integración con el sistema de mando y con-trol
del Ejército (SIMACET), interoperabilidad con
unidades aliadas a través de la adopción de los
protocolos ASCA, y la materialización de todos
los niveles de planeamiento desde batería a CE.
El esfuerzo realizado está dando sus frutos. Na-die
cuestiona ya la necesidad del TALOS, y se es-tán
dando los pasos correspondientes dentro del
proceso de adquisiciones. La DNO fue elevada a
la JUPROAM en diciembre del año pasado y el si-guiente
hito, la REM, será elevado como borrador
en este mes de junio. Paralelamente, España ha
presentado su solicitud de pasar a ser miembro
pleno de la comunidad ASCA, lo que tras el im-pacto
de la pandemia, será alcanzado probable-mente
en 2021. Cuando el sistema sea finalmente
adquirido por las Fuerzas Armadas (la Infantería
de Marina también emplea el TALOS), nuestras
unidades podrán contar con un sistema de man-do
y control que asistirá en el planeamiento y la
coordinación de los fuegos, facilitará su integra-ción
con la maniobra, y dará seguridad y estabili-dad
a la generación y transmisión de datos.
En el campo de las plataformas de lanzamien-to
y de las municiones de precisión para dotarlas,
también se han dado pasos. En este componen-te
del sistema es donde más cuidado hemos de te-ner
a la hora de plantear nuevas adquisiciones:
la experiencia nos indica que los materiales que
adquiramos permanecerán en nuestro inventa-rio
durante largo tiempo. Y dado que no podemos
atender simultáneamente todas las necesidades,
hemos de sacar el máximo rendimiento al mate-rial
del que ya disponemos y completar o sustituir
lo imprescindible. Creo que nuestro ejército de-biera
dotarse de tres plataformas fundamentales:
Cohetes. Es el material que debe figurar en
la carta a los Reyes Magos de cualquier artillero.
Los cohetes permiten atacar objetivos actualmen-te
en el rango de 70 a 150 kilómetros, y de hasta
300 kilómetros en un futuro próximo. Sus muni-ciones
permiten realizar fuegos muy potentes so-bre
áreas amplias o batir con precisión objetivos
puntuales. Las plataformas existentes permiten
también lanzar cohetes del tipo ATACMS, cuyo al-cance
futuro estará en torno a los 500 km. Sin
esta capacidad cohete no se pueden plantear zo-nas
de acción de brigadas y divisiones de 150 km
10Mando de Artillería de Campaña