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Técnica e Investigación
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El taller CRAF y la certificación del misil HAWK
(SA-2 Guideline en código OTAN),
de fabricación soviética.
La entrada en servicio de estas
armas puso de manifiesto que no
era, ni por asomo, el tipo de muni-ción
que todos los ejércitos habían
utilizado hasta la fecha. Un misil,
sea cual sea, constará de un siste-ma
de propulsión, una carga útil
(cabeza de guerra), un sistema de
guiado y uno o varios sensores.
Esto hace del misil una máquina
compleja, con sistemas y subsiste-mas,
propelentes químicos, com-ponentes
electrónicos, fuentes de
energía interna, hidráulica, neumá-tica,
explosivos, etc., por lo que no
puede ser tratado como la munición
tradicional a efectos de almacena-miento,
transporte, mantenimiento
o verificación.
El RAAA 74 fue pionero en
nuestro Ejército al ser la prime-ra
unidad de artillería en operar
un sistema de misiles SAM, el Ra-ytheon
HAWK. Desde el año 1965
la unidad ha operado con el siste-ma
de forma ininterrumpida y ha
atesorado una gran experiencia en
la gestión, operación y manteni-miento
de todos sus componentes,
incluido el misil MIM-23.
El misil HAWK fue diseñado en
los años 50 y puesto en servicio a
principios de los 60 con el modelo
básico, lo que requería una serie de
equipos que debían formar parte
de las unidades usuarias y que te-nían
que llevar a cabo numerosas
y constantes pruebas y verificacio-nes
sobre los misiles para garanti-zar
el correcto funcionamiento de
los mismos.
Esto suponía una carga de tra-bajo
que mermaba la operatividad
de las unidades, reduciendo su dis-ponibilidad
y aumentando el tiempo
necesario para que una batería es-tuviese
lista para hacer fuego.
Batería HAWK del U.S. Army en 1965.
Junto a los misiles, el voluminoso equipo de pruebas
Con el primer programa de me-jora
del sistema se introduce un
nuevo concepto, el de disparo cer-tificado.
Esto supuso un rediseño
radical del misil a nivel interno y
permitía a las unidades usuarias no
tener que efectuar sobre los misiles
ningún tipo de comprobación ni re-paración,
lo que reducía su comple-jidad
de operación y colaboraba en
la disminución del tiempo necesario
para estar operativos.
El nuevo misil ya no necesitaba
tantas atenciones y había ganado
en fiabilidad… pero no dejaba de ser
esa máquina compleja, compuesta
de varios sistemas y subsistemas.
Entonces la principal limitación del
misil venía dictada por la vida útil
(caducidad) de algunos de sus com-ponentes,
de diferente naturaleza
y con propiedades distintas. Sin
entrar en detalles, podemos citar
como elementos caducables: el mo-tor
cohete, la batería, la espoleta, la
cabeza de guerra, etc., todos ellos
con tiempos de vida útil diferentes,
pero todos necesarios en el conjun-to.
Significa esto que, en el momen-to
en que uno de esos componentes
expira, el misil queda inoperativo
(de acuerdo al concepto americano
FTE, first to expire).
Para mantener la disponibilidad
de la dotación de cada país usuario,
la empresa Raytheon creó un sis-tema
logístico y de mantenimiento