Historia 152
MEMORIAL ARTILLERíA, nº 176/1 - Junio 2020
de
tado de artillería para el uso
de la Academia de caballeros
cadetes del Real Cuerpo de
Artillería (1784).
Es interesante reseñar la
importancia de la puntería
en su tratado del que vamos
a extraer las más destacadas
conclusiones, sin despreciar
por supuesto, las innovacio-nes
en cuanto diseño, táctica
y pólvoras que aportó, de las
que vamos a exponer algunas
de las más productivas para
el Arma. Y cito textualmente:
«La principal atención en
el manejo del cañón ha de
ser apuntarlo bien, esto es,
directamente y a la altura
conveniente para que la bala
dé a contar el objeto al que
se dirige de modo que el pla-no
vertical del cañón divida
también al blanco».
Y finalizaba recalcando…
«De todas las innovaciones
que han perfeccionado la Ar-tillería,
quizás la puntería es
una de las más importante por
sus consecuencias por el aho-rro
de munición, ya que esta
se tiene que conservar para
los momentos decisivos.“Si
se conoce la distancia a los
objetivos y la existente entre
las piezas con las divisiones
del alza, le proporcionaran
al artillero una medida para
apreciar la cantidad que debe
corregir durante el tiro»13.
Medio siglo después, pron-tuario
de artillería (1833)
del comandante don Ramón
Salas en el que luego pro-fundizaremos,
y la memoria
(13) Morla, T. (1784). Tratado de artillería
para el uso de la Academia de caballe-ros
cadetes del Real Cuerpo de Artille-ría,
(pág. 270). En Segovia: por Antonio
Espinosa
escrita por el teniente ge-neral
don Joaquín Navarro
Sangran en 1836, sobre un
sistema de puntería único
para toda clase de piezas de
artillería, constatan de nue-vo
la inquietud que había en
el Arma por la mejora en la
puntería de los cañones, es-tableciendo
la base para el
futuro desarrollo de los re-glamentos
de la misma.
La excelencia de Ramón
Salas en su excepcional pron-tuario
de artillería se manifies-ta
en el hecho de que se pone
por escrito en el mencionado
manual, de forma exhaustiva
el procedimiento que se debía
ejecutar para apuntar un ca-ñón,
contemplando asimismo
la alteración de las trayectorias
de los proyectiles debido a las
condiciones meteorológicas:
«Apuntar una boca de fue-go
se reduce a disponerla en
todas sus partes de manera
que el proyectil que lance
hiera en el objeto que se pro-pone
el que apunta»14.
Las conclusiones tan acer-tadas
del comandante Sa-las,
abandonando la idea de
apuntar la pieza por la boca,
por las propias imperfecciones
del ánima a la hora de reali-zar
la puntería y por la propia
seguridad de los sirvientes,
con su aportación al seccionar
el cascabel y realizarla desde
la culata, no llegaron a buen
término, debido a la incipiente
implantación de las alzas en
el bloque de culata durante la
segunda mitad del siglo xix.
En 1836, el teniente ge-neral
don Joaquín Navarro
(14) Salas, R. (1833). «Punterías». En Pron-tuario
de artillería; para el servicio en
campaña, (pág. 385). Madrid? En la ofi-cina
de E. Aguado