La artillería antiaérea ¿la base de la victoria?
tendencias e indicios en Artillería
La artillería antiaérea es más o menos eficaz en función de las capacidades de la
amenaza aérea. En el futuro, esta amenaza se incrementará con la aparición de
RPAS más numerosos y capaces, y de armas de hipervelocidad...
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confían en que, sin apoyo aéreo (o mejor aún
con superioridad aérea local de su lado) sus
fuerzas terrestres son capaces de derrotar a
las de la OTAN. Y, vista la diferencia entre
sus brigadas y las nuestras, no es una idea
descabellada.
Recientemente, la OTAN ha vuelto a reto-mar
el interés en el combate de alta intensi-dad.
La enemistad con Rusia hace que sea ne-cesario
estudiar la forma de combatir de los
rusos y de sus aliados. Y dentro de esta for-ma
de luchar, los sistemas A2/AD tienen una
importancia capital: por primera vez desde la
Segunda Guerra Mundial, los ejércitos occi-dentales
se plantean la necesidad de luchar
en condiciones de superioridad aérea enemi-ga.
Esto plantea dos problemas: por un lado,
la neutralización de los sistemas A2/AD ene-migos
(donde los sistemas de armas de largo
alcance de la artillería de campaña tienen un
papel crucial) y por otro la defensa antiaérea
de nuestras tropas terrestres, para ser capa-ces
de operar dentro de la zona de acción de
los A2/AD enemigos.
LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
Si hay un arma dependiente de la tecno-logía,
esta es la artillería. Y, dentro de ella, la
artillería antiaérea es, quizá, la más afectada
por los desarrollos tecnológicos.
Sin embargo, la explicada situación de
relativo desinterés en la artillería antiaérea
en Occidente y la consiguiente falta de in-terés
de los fabricantes ha ocasionado que
la artillería antiaérea se quede en cierta for-ma
descolgada de los avances tecnológicos:
nuestros sistemas de armas –incluso los
más modernos– acumulan décadas de ser-vicio,
y más décadas aún desde que fueron
concebidos. Siguen siendo eficaces para su
función, pero ya no están a la vanguardia
tecnológica, lo que, en un mundo tan com-petitivo
como el actual, supone una impor-tante
desventaja.
La artillería antiaérea es más o menos eficaz
en función de las capacidades de la amenaza
aérea. En el futuro, esta amenaza se incremen-tará
con la aparición de RPAS más numerosos
y capaces, y de armas de hipervelocidad (inclu-yendo
en ellas a los misiles balísticos).
El término RPAS incluye una amplia varie-dad
de sistemas. Algunos de ellos no se dife-rencian
de un avión o de un helicóptero en ape-nas
nada, excepto el hecho de no llevar piloto
a bordo, mientras que otros son casi juguetes
de pequeño tamaño. Los primeros suponen un
desafío para la artillería antiaérea, porque el
no llevar piloto los hace más maniobrables,
pero, esencialmente, son una prolongación de
la amenaza aérea tradicional. Los segundos en
cambio, son objetivos muy pequeños (difíciles
de detectar y de seguir por nuestros sensores),
lentos (difíciles de distinguir de los ecos fijos
del terreno) y baratos (lo que hace antieconó-mico
su derribo con misiles).
Por otra parte, las armas de hiperveloci-dad
(aquellas con velocidades superiores a
Mach-55) reducen enormemente el tiempo de
reacción de los sistemas antiaéreos, y difi-cultan
su derribo cuando están en ruta de
paso con respecto a las armas antiaéreas:
por pura cinemática, un proyectil o misil que
parte de velocidad cero, tendrá muchas di-ficultades
para llegar a una de estas armas
hiperveloces, excepto si está en ruta de apro-ximación
pura.
(5) OELRICH, Ivan, Cool your jets: Some perspective on the hyping of
hypersonic weapons, Bulletin of Atomic Scientist, Vol. 76, nº 1,
2020, págs. 37–45, pág. 37