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diversas naciones cuál debe ser el número de piezas más con-veniente
para formar una batería; consecuencia de esas discu-siones
se llegó a las baterías de cuatro y seis piezas, en las que
se procuraba aunar las exigencias de la organización y mando,
como unidad puramente militar, y la parte científica del tiro. En
España, las reglas de tiro se cimentaron en la observación de
cuatro disparos hechos con los mismos elementos de puntería
y, por lo tanto, el número de piezas más conveniente para cons-tituir
la unidad batería será, precisamente, cuatro».
Una vez determinado el número de piezas óptimo que forma
una batería, el autor analiza la calidad de indivisible aplicada a
la unidad técnica de tiro. El artículo continua así: «Mas a pesar
de ser conveniente que la batería tenga cuatro piezas, puede
un objetivo batirse con tres, dos y hasta por una sola pieza…».
El reglamento de tiro en 1920 manifiesta de manera bien patente
la indivisibilidad de la batería, pues prescribe la necesidad de
observar cuatro disparos y si el número de piezas de una batería
no llega a cuatro, por inutilización de alguna de ellas o por otra
circunstancia cualquiera, es preciso, para poder seguir las reglas
de tiro y hacer los disparos necesarios con otra o más piezas
para completar los cuatro disparos de la descarga. Por ejemplo,
si las piezas de que dispone una batería son tres solamente, el
director del tiro sigue el fuego como si tuviese cuatro, supliendo
la pieza que le falta por un disparo de otra de sus piezas. Vemos,
pues, que es posible realizar la descarga de corrección de cua-tro
disparos con tres piezas, y también sería posible con dos y
con una pieza, ya que el procedimiento de corrección del tiro no
fija un número de piezas mínimo para poder realizarse. Por otra
parte, una batería (unidad técnica de tiro) no pierde tal categoría
aunque le falte una o más piezas. Así, tras este razonamiento
el capitán Alzaá concluye: «…la batería puede ser susceptible
de dividirse, dando, por ejemplo, a cada dos piezas categoría de
batería y fraccionando realmente la batería de cuatro piezas en
dos baterías de dos piezas cada una».
La constitución normal de una batería seguirá siendo de cuatro
piezas, dividirla debe considerarse como caso anormal y de cir-cunstancias.
Pero las condiciones de los objetivos y las necesidades
del momento pueden forzar a la batería a tener al mismo tiempo
misiones y objetivos distintos, lo que se traducirá en un fracciona-miento
de ella. El fraccionamiento de una batería puede ser verda-dero,
separando materialmente las piezas y llevándolas a distintos
asentamientos y aun a distintas posiciones, o solamente teórico,
dando diferentes misiones y objetivos a cada sección pero permane-ciendo
las cuatro piezas desplegadas en la misma posición. Puede
resultar práctico dividir la batería en otras dos de dos piezas. El
emplear una sola pieza no tiene aplicación alguna desde el punto
de vista artillero y no debe olvidarse que el máximo rendimiento de
cuatro piezas se produce cuando obran constituyendo batería
Admitida la divisibilidad de la batería, otro asunto a discutir
debe ser el modo de llevar la dirección del fuego en las bate-