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TRADUCCIONES
En este artículo vamos a destacar los posibles cambios doctrinales que hay que considerar,
primero, revisando las ventajas y desventajas de tres principios elementales de la doctrina de caballería
(movilidad, sigilo y economía de medios) y posteriormente describiendo cómo inevitablemente
estos principios deben evolucionar con la integración de los vehículos robotizados para afrontar de
forma eficaz el siglo XXI.
Memorial de Caballería, n.º 90 - Diciembre 2020
LA MOVILIDAD TÁCTICA
Las unidades de caballería siempre han servido como catalizadores para transformar los principios
de la guerra de maniobra en capacidades reales dentro campo de batalla. Dado que la maniobra
es la esencia de la doctrina de combate USA, esta requiere los medios para ganar y mantener la
iniciativa y crear y explotar las oportunidades ofensivas.
Para que la maniobra sea un éxito, los jefes necesitan un gran conocimiento de la situación y el
tiempo necesario para reunir y concentrar en el lugar y momento oportuno una potencia de combate
superior a la del enemigo. Durante siglos el poder de la movilidad ha permitido a las unidades de
caballería cumplir con esta tarea. Al ser móviles y mantener la libertad de maniobra, las unidades
de caballería proporcionan a sus jefes un continuo flujo de información de combate e inteligencia,
que le ayudan a hacer frente a la incertidumbre y le permiten tomar contacto con el enemigo en
condiciones favorables, impidiendo la sorpresa y facilitando la toma de decisiones oportunas. Sirviendo
como los «ojos y oídos» del jefe de la brigada, las unidades de caballería pueden desplegar
rápidamente, combatir para obtener información y asegurar el terreno clave a vanguardia del grueso
para proporcionar tiempo de reacción y espacio de maniobra.
Sin embargo, muchas veces los jefes se ven forzados a sacrificar parcialmente el grado de detalle
obtenido del entorno operativo en favor de la velocidad, ya que parece que las unidades nunca
maniobran lo suficientemente rápido. El movimiento rápido implica un incremento del riesgo, ya
que fuerza a los combatientes a exponerse a un posible contacto con el enemigo mientras tratan de
resolver la situación. Por otro lado el movimiento lento puede poner en peligro la misión, al impedir
que la caballería pueda asegurar el terreno clave antes que las fuerzas enemigas inicien su ataque.
Este dilema ha condicionado a los jefes desde hace siglos.
EL SIGILO
Aunque la doctrina del reconocimiento incluye la capacidad de las unidades de caballería de
combatir para obtener información, siempre se ha considerado que la mejor forma de realizar el
reconocimiento es el sigiloso. Permaneciendo escondidos y maximizando la protección y la ocultación
en las misiones de reconocimiento y seguridad, las unidades de caballería pueden detectar y
observar los movimientos del enemigo a vanguardia del grueso de su brigada, manteniendo al mismo
tiempo intacta su movilidad. El reconocimiento sigiloso impide que las unidades de reconocimiento
queden fijadas durante el combate y su supervivencia aumenta de forma notable. Enfrentándose al
enemigo solo si es estrictamente necesario, las unidades de caballería pueden establecer contacto
con el enemigo con cierta ventaja al realizar un reconocimiento o un relevo si cambia la prioridad
entre los elementos de la brigada.
Pero a pesar de estas ventajas, incluso el reconocimiento sigiloso requiere cierta capacidad para
sobrevivir a un contacto imprevisto o una emboscada del enemigo que podría ocurrir casi sin previo
aviso. Casos históricos como la Operación Tormenta del Desierto nos proporcionan un excelente
ejemplo de ello. La caballería divisionaria en ese momento carecía de la capacidad de combate
para realizar las tradicionales misiones de reconocimiento y seguridad. Dado que no había carros
de combate en la orgánica de los grupos de caballería, muchos jefes se vieron forzados a agregar
compañías de carros de sus brigadas a las unidades de caballería, proporcionando así a la unidad
de reconocimiento divisionaria los medios necesarios para combatir por la información y sobrevivir
en el campo de batalla.