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Orgánica y Materiales
El Fullmar
Memorial de Caballería, n.º 90 - Diciembre 2020 47
LOS UAV EN EL EJÉRCITO ESPAÑOL
La utilización de UAV por las Fuerzas Armadas es relativamente reciente. En 2008 se desplegaron
los Searcher MK II J y los mini Raven RQ11B en Afganistán. Más recientemente, en 2018,
se utilizaron en la campaña antártica cuadricópteros Phantom II. En Irak, se desplegaron dos aeronaves
de ala fija del sistema Scan Eagle, con sus 22 kilos de peso, capacidad para volar hasta casi
5.500 metros de altitud y cubrir un radio de acción de unos 150 kilómetros, en misiones de «force
protection» sobre instalaciones militares y de vigilancia de itinerarios terrestres, entre otras muchas
misiones de inteligencia y reconocimiento, todas ellas en apoyo de la coalición internacional que
luchaba contra el Daesh. En 2019 se dio, por fin, el salto definitivo tan anhelado del segmento táctico
al estratégico con la llegada a la base aérea de Talavera la Real (Badajoz) de tres aeronaves y dos estaciones
de control terrestre de tipo MALE, del RPAS MQ-9 Predator B, cuya plataforma, denominada
Reaper, tiene un peso máximo al despegue de casi 5.000 kilos, un radio de acción de alrededor
de 8.000 kilómetros, supera los 13.500 metros de altura y puede operar durante algo más de un día.
Pero fue en 2015 cuando la Dirección General de Armamento y Material (DGAM), puso en marcha
el proyecto RAPAZ. El proyecto Rapaz fue una iniciativa pionera en Europa que consistió
en la evaluación operativa de sistemas UAV clase I (con peso al despegue inferior a 150 kilos) de fabricación
nacional y que desde el punto de vista tecnológico estuvieran lo suficientemente maduros
para aportar las capacidades de inteligencia, vigilancia y reconocimiento que demandaban las Fuerzas
Armadas españolas. Este programa de I+D, que continua en la actualidad, ha puesto en contacto
al proveedor (la industria nacional) con el usuario (las Fuerzas Armadas) para tratar de satisfacer las
necesidades de los ejércitos en este ámbito. El proyecto Rapaz ha supuesto un gran impulso para la
industria nacional en el sector de los UAV de clase I que conforma el segmento táctico de los UAV
militares. Hasta trece tipos están en servicio o en fase de experimentación en escenarios como Malí,
República Centroafricana, Líbano, Letonia, el Océano Índico… y son empleados también en territorio
nacional en ejercicios de instrucción y adiestramiento o campañas contraincendios.
Por ejemplo, el Regimiento de Inteligencia nº 1 y las unidades de operaciones especiales usan en
sus ejercicios el Black Hornet. Con un peso de menos de 33 gramos, mide 17 centímetros de longitud
y 13 de diámetro de rotor. Puede soportar ráfagas de 37 km/h y lluvia ligera. Tiene una autonomía de
unos 25 minutos y con sus dos cámaras proporciona imágenes diurnas y nocturnas en HD. Su radio
de acción es de 2 km y su velocidad máxima de 21 km/h. Es ideal en escenarios de combate urbano.
En noviembre de 2016, unidades de la Brigada de
Caballería pusieron a prueba el Fulmar, de Thales
España. Perteneciente a la categoría mini, y orientado
a unidades de tipo brigada, tiene una longitud de 1,2
metros y 3 metros de envergadura. Un equipo de tres
personas es suficiente para poner en vuelo el sistema en
menos de 30 minutos desde la llegada al punto de despliegue.
Tiene una velocidad de crucero de 100 km/h,
vuela a unos 400 metros de altitud y tiene un radio de
acción de 80 km, con una autonomía de unas 8 horas. Las pruebas realizadas en simulacros de
combate y exploración fueron «muy satisfactorias». Estas pruebas se realizaron de día y noche,
evaluando la interoperabilidad de las unidades terrestres con este sistema. El mini Tucán, de SCR,
se está utilizando en el Centro Nacional de Adiestramiento San Gregorio, de Zaragoza, en labores de
control perimetral y de medio ambiente. La plataforma del Tucán pesa menos de cinco kilos, tiene
una envergadura de casi tres metros y puede operar durante 90 minutos. A la categoría mini también
pertenece el sistema Cóndor, un hexacóptero de 14 kilos de peso al despegue concebido para
sobrevolar zonas de desastres naturales con una capacidad de penetración de 18 kilómetros. Ha
sido asignado a la Unidad Militar de Emergencias, que ya disponía de cuadricópteros Phantom II.
El Ejército de Tierra también se ha tomado muy en serio la amenaza de los UAV.