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Doctrina, Táctica y Operaciones
el ejemplo del boxeador en el «ring»:
de nada vale que se tenga un excelente
juego de piernas y nos movamos
perfectamente por el cuadrilátero, si
no sabemos golpear correctamente, a
su debido tiempo y en coordinación
con nuestro movimiento. En el planeamiento
por parte de las unidades
de cualquier acción táctica nos pasa
lo mismo, no se le da el valor que tiene
al planeamiento de los fuegos dentro
de la maniobra y por lo tanto no se
usa tiempo suficiente en hacer unos
buenos planes de fuego (tanto directo
como indirecto) para cada salto,
tiempo, fase o acción, dejando a la
improvisación este factor. Como ya he comentado en puntos anteriores, los ejercicios de
doble acción o en simuladores ponen esta carencia de relieve, siendo habitual encontrarnos
con unidades que consumen toda la munición al principio de la maniobra, no tienen
en cuenta los fuegos indirectos o dejan espacios vacíos sin batir por el fuego por donde se
«cuela» el enemigo fácilmente, por poner algunos ejemplos.
– Cohesión entre mandos y tropa. Es fundamental, y desde tiempo de paz, crear una gran
cohesión entre los propios mandos y entre mandos y tropa para la correcta ejecución de
las órdenes. No podemos esperar a estar en acción para que el personal actúe como corresponde
si desde tiempo de paz no se ha trabajado este punto.
CONCLUSIONES
A raíz de todo lo expuesto en los puntos anteriores, intentaré dar respuesta a las preguntas
planteadas anteriormente ¿Es correcto usar siempre los procedimientos habituales? ¿Enseñamos en
clase «táctica» o enseñamos «procedimientos»? ¿Qué es lo que realmente hacemos o deberíamos
hacer? ¿Se está haciendo bien?
Creo que el lector habrá deducido rápidamente que en las clases defiendo la enseñanza de la
«táctica» en vez de los «procedimientos», en definitiva y a modo resumen de los apartados anteriores,
por dos motivos: el primero de ellos es porque el enemigo los conoce igual que tú y el segundo
es porque enseñar procedimientos hace que el alumno sea menos intrépido, menos audaz y mucho
más deducible y obvio en sus decisiones que si se enseña «táctica». Es mejor enseñar qué puntos
se deben atender a la hora de realizar una AMT en vez de enseñar el cómo realizarla (como ya he
comentado anteriormente, eso saldrá solo).
Lógica y desgraciadamente, enseñar «táctica» implica más tiempo que enseñar un «procedimiento
» y los planes de estudio actuales están muy comprimidos para conseguirlo, pero el profesor
debe en todo momento, y siempre que pueda, intentar hacerlo. La experiencia me demuestra que
en muchos casos se enseñan «procedimientos», no «táctica». Saber táctica no es memorizar unos
procedimientos de unos manuales, sino saber adaptar las herramientas aprendidas y modificarlas
para intentar siempre sorprender al enemigo con algo no esperado por él.
Hace poco tiempo, en un ejercicio de doble acción pregunté a un alumno que hacía de enemigo
dónde situaría a su unidad para batir a la de su compañero que quería subir a un páramo. Su respuesta
fue «en la mejor posición que encontrara en la linde del mismo», porque así lo marcaba
el «procedimiento» (llamémosla posición X). Al alumno que hacía de fuerza propia (y desconocía la
maniobra enemiga) le pregunté qué haría para subir al páramo y me dijo que lo primero sería batir
60 Memorial de Caballería, n.º 90 - Diciembre 2020
«Granadas de Mortero impactando
sobre su objetivo en un ejercicio de tiro
de la enseñanza de formación de suboficiales»