FERNANDO RODRÍGUEZ INSAUSTI
Veiga, abogando por que la Escuela Naval próxima á abrirse debía instalarse en
Bilbao, aprovechando para ello el casco de nuestra antigua fragata Vitoria ...»27.
De vuelta al exvoto
Una vez repasadas las vicisitudes más importantes de la fragata, llegamos
a lo que debiese ser el colofón de este trabajo: quién, y por qué causa, ofreció
el exvoto.
Desgraciadamente, hemos consultado los archivos de la diócesis de San
Sebastián, no solo en lo referido al santuario de Guadalupe, sino también los
de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción y del Manzano, y también
nos hemos dirigido al Instituto de Historia y Cultura Naval de la Armada, pero
la búsqueda de referencias al exvoto ha fracasado.
Se abrió otra vía de investigación a través de los artesanos y modelistas
navales que pudieran haber restaurado el exvoto de la fragata, pero no: dos de
ellos fallecieron hace años y sus familiares no disponen de documentación al
respecto. Queda abierta una posibilidad apuntada por uno de los modelistas:
«quizás en el interior de la maqueta pueda encontrarse algún documento que
ilumine este asunto»
Por tanto, solo nos queda especular distintas hipótesis centrándonos en los
siguientes aspectos: el diseño de la maqueta, que luce la arboladura original
hasta 1896, cuando fue sustituida por dos palos con cofa militar, y el nombre
en su espejo de popa Victoria utilizado únicamente en sus primeros tiempos,
de 1865 a mediados de 1868, periodo en que estuvo en los astilleros ingleses.
Debo confesar que mi primera hipótesis, dada la situación del santuario de
Guadalupe, es que el exvoto fuese una ofrenda de agradecimiento con motivo
de los peligros sufridos por la fragata durante sus operaciones en el Cantábri-co
en la tercera guerra carlista, en concreto cuando recibió diversos impactos
de las baterías carlistas, en el verano de 1875, pero no dispongo de ningún
dato preciso que me permita mantener esta tesis.
Otro motivo, no vinculado a sus operaciones en la costa cantábrica, sería
que algún miembro de la dotación del buque fuese de Fuenterrabía y hubiese
ofrecido el exvoto ante una situación de peligro personal o del conjunto del
buque, no solo por motivos bélicos, sino por los numerosos peligros que
acechan a un buque en la mar y que sin duda padeció la fragata a lo largo de
su dilatada vida navegando, pero este extremo tampoco ha podido ser demos-trado.
«Tú que dispones de viento y mar, haces la calma, la tempestad. Ten de
nosotros Señor, piedad, piedad, Señor, Señor, piedad»28.
A pesar del fracaso de esta investigación, espero que este trabajo despierte
en el lector la curiosidad por conocer aquellos años en que nuestra fragata
(27) La Correspondencia de España, 2 de junio de 1911, núm. 19.469, p. 6.
(28) Oración al Ocaso, plegaria de la Armada española, recitada en todos sus buques al
anochecer.
124 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 148 (2020), pp. 105-126. ISSN 012-467-X