EL PODER NAVAL Y LAS GUERRAS CON FRANCIA. CATALUÑA, 1652-1673
cuatrocientos hombres, Cadaqués y Palamós, donde debería haber ochenta
efectivos en cada una, además de fortificar Figueras. En Rosas, por ejemplo,
en junio de 1661 su gobernador escribió a Mortara informando de que única-mente
tenía los oficiales vivos de dos tercios y siete soldados de guarnición,
con los que no puede hacer las guardas ni cubrir las murallas, con lo que solo
la puerta del castillo tiene vigilancia. Muy poco se hizo en los siguientes años,
pues el nuevo virrey de Cataluña, marqués de Castel-Rodrigo, se quejó en
julio de 1663 de no tener dinero para trabajar en las defensas de la Marina,
como Rosas –donde solo había 140 hombres de guarnición–, Cadaqués o
Palamós. Y se lamentaba: «aquí en Cataluña va acabándose la gente del
ejército con fugas y muertes de pura necesidad»17. El remedio para la falta de
tropas en Cataluña se demoraba en otras ocasiones por la ausencia de galeras
disponibles para su transporte; así ocurrió en febrero de 1664, cuando el
Consejo de Guerra solicitó al rey el envío de 10.000 reales para el embarco
urgente en Málaga de doscientos hombres con destino a Barcelona, porque
estaban detenidos allá por falta de galeras. Además, se debían enviar otros
20.000 reales para completar una leva para Mahón, un dinero que en parte ya
se había gastado en mantener a las tropas para Barcelona, que llevaban dema-siado
tiempo en Málaga. Las levas en Málaga se justificaban por haber en
aquella ciudad mucha gente «ociosa y mal entretenida»18.
Cuando Vicente Gonzaga se hizo cargo del virreinato catalán, en uno de sus
primeros informes detectaba la necesidad de mejorar las defensas de Cadaqués,
para él el mejor puerto de la zona, aunque tampoco descartaba mejorar Pala-mós.
De hecho, en mayo de 1664, Gonzaga dijo poseer informes del mal esta-do
de los puertos de Palamós y Barcelona, por lo que era necesario limpiarlos
para que las galeras reales contaran con aquellos refugios tan necesarios. Ya el
17 de mayo, don Vicente Gonzaga había pedido al rey que se empleasen
400.000 reales en cuatro años para aquella limpieza de arenas del puerto de
Barcelona, mientras que la propia ciudad proponía que fuesen 10.000 las libras
(100.000 reales) que anualmente, de lo que se debía atrasado de la Bula de
Subsidio, Cuarta y Excusado, se empleasen en dicha tarea19. Pero muy pronto,
cuando Gonzaga revisó la necesidad de enviar tropas a Cataluña en 1665,
volvían a saltar las alarmas: en la plaza de Rosas se necesitaban quinientos
hombres y solo había 173; en Palamós eran necesarios trescientos y solo había
efectivos cuarenta y ocho; en las islas Medas, desde donde se avistaba la llega-da
de la flota francesa, Gonzaga quería tener veinte hombres, cuando por
entonces había apenas cuatro en servicio, y en Cadaqués se necesitaba un
centenar y solo quedaban veintitrés. Sin duda, las noticias de que aquel verano
–los franceses movilizaron una flota de ocho navíos y once galeras con 2.000
(17) AGS, GA, leg. 1958, consulta del CG, 5/VI/1661. AGS, GA, leg. 1954, Mortara a
Felipe IV, 11/I/1660. AGS, GA, leg. 2028, Castelrodrigo a don Diego de la Torre, secretario
del Consejo de Guerra, 14/VII/1663.
(18) AGS, GA, leg. 2052; consulta del CG, 6/II/1664.
(19) ACA, CA, leg. 318; consulta del CA, 17/V/1664. ACA, CA, leg. 318, Gonzaga a
Felipe IV, 31/V/1664.
REVISTA DE HISTORIA NAVAL 148 (2020), pp. 9-28. ISSN 012-467-X 17