LOS VERDE: UNA FAMILIA DE MAESTROS MAYORES DE GALERAS EN LAS...
para controlar el mar Caribe16. Con la licencia del príncipe Filiberto en la
mano, Juan Bautista regresó a la Península, ya que la real se encontraba en esos
momentos en Italia y, ya en 1622, se encontraba en El Puerto de Santa María
para embarcarse. Sin embargo, allí recibió la noticia de la paralización del
proyecto, por lo que finalmente no viajó a las Indias, quedando en El Puerto sin
oficio ni sueldo. Entonces Juan Bautista solicitó al rey que se le devolviese el
cargo que ocupaba en las galeras de España, el sueldo que percibía por él y que
este se situase en los gastos de la gente de cabo. El Consejo de Guerra solicitó
informes a diversos oficiales y autoridades que conocían a Juan Bautista Verde
sobre su persona. Todos ellos coincidían en el buen hacer del solicitante. Juan
Sáenz de Oyanguren, proveedor de las galeras de España, destacó que «su
persona es de mucho servicio por la mucha inteligencia y platica que tiene en
el oficio que ha ejercido y dado muy buena quenta de todo lo que se le a encar-gado
tocante a el»17. Por su parte, Martín de Quijano, teniente de la veeduría
general de todas las galeras y armadas del rey, afirmaba sobre Juan Bautista ser
«hombre suficiente en su ministerio, platic en su arte, en todo quanto se le
puede encomendar y además desto es muy buen marinero»18.
Varios testimonios elogiaron la capacidad de Juan Bautista Verde, quien
deshizo dos galeras que estaban muy maltrechas y las reconstruyó y dispuso
para la navegación «con gran satisfacción de sus superiores». La primera de
las galeras fue la Toledana, varada en Barcelona en 1618 y que en 1622 estaba
en muy mal estado. Según Diego López de la Fuente, capitán de la maestranza
de las galeras de España, Juan Bautista Verde «tiró la galera Toledana en tierra
y la deshizo desde popa hasta la medianía y la bajó de la obra viva 4 palmos
que era muy alta y no podía navegar y la dejó muy buena que es hoy día de las
mejores de la escuadra»19. La segunda fue la Santa Ana, que voló por un
disparo de la artillería de la ciudad de Málaga cuando se realizaban las habi-tuales
salvas de artillería, quedando la galera a pique. El general de las galeras
de España, marqués de Villafranca, reclamó la presencia de Juan Bautista en
Málaga para intentar salvar el buque. Juan Bautista logró sacar la galera al
agua, la reparó y condujo hasta El Puerto de Santa María, remolcada por la
galera Santa María20, donde «la desbarató desde el árbol a popa y le quitó
(16) Sobre la presencia de galeras en el mar Caribe, véase SÁNCHEZ BAENA, J.J.: «La
necesidad y el empleo de galeras en el mar Caribe en la segunda mitad del siglo XVI», Revista
de Historia Naval, núm. 110, 2010, 75-95. Por su parte, Hugo O’Donnell y Duque de Estrada
ha advertido cómo para la recuperación del Brasil contra los holandeses se consideró oportuna
la utilización de galeras; OʼDONNELL Y DUQUE DE ESTRADA, H.: «Tipología naval española de
los siglos XVI a XVIII», en RIBOT GARCÍA, L.A., y ROSA, L. de (dirs.): Naves, puertos e itinera-rios
marítimos en la Época Moderna, ed. Actas e Istituto Italiano per gli Studi Filosofici,
Madrid, 2003, p. 17.
(17) AGS, GyM, leg. 907, Juan Sáenz de Oyanguren al rey, Sevilla, 7 de enero de 1624.
(18) Ibídem, Martín de Quijano al rey, El Puerto de Santa María, 20 de abril de 1622.
(19) Ib., Diego López de la Fuente al rey, El Puerto de Santa María, 30 de diciembre
de 1623.
(20) La galera Santa María estaba capitaneada por don Martín de Estrada, quien también
testificó a favor de Juan Bautista Verde.
REVISTA DE HISTORIA NAVAL 148 (2020), pp. 29-56. ISSN 012-467-X 35