EL PODER NAVAL Y LAS GUERRAS CON FRANCIA. CATALUÑA, 1652-1673
llevaron seiscientos hombres de Málaga a la Ciudad Condal en julio, cuando
Mortara solicitó que se quedaran en aguas catalanas. Alguna cosa consiguió,
pues vigilando constantemente al contrario para que no tomase Gerona o Pala-mós,
Mortara se dirigió hasta esta última en la galera capitana del duque de
Tursis (a inicios de septiembre) para, desde allí, concentrar todas sus fuerzas
en Gerona. Pero a Tursis no le acababan de gustar aquellos manejos de Morta-ra,
pues desde Sant Feliu de Guíxols, donde se hallaba con dos galeras, escri-bió
al Consejo de Estado en septiembre informando de cómo el virrey de
Cataluña había hecho desembarcar la chusma de la galera enviada a Palamós
para que trabajase en sus fortificaciones, a pesar de hallarse «muy enferma y
flaca». En general, se quejaba de que la costa catalana estaba muy dejada y
falta de todo a nivel defensivo, una información que, a su vez, sirvió al Conse-jo
de Estado para reclamarle a Felipe IV que todos los medios marítimos
disponibles se enviasen a Cataluña14.
Para julio de 1657, de las tres galeras de las que se disponía de servicio en
Cataluña sólo quedaba una, y el virrey Mortara representaba una vez más el
peligro de perder una plaza marítima de la importancia de Palamós. La Junta
de Guerra de España demandó cuatro para la costa catalana, mientras el inten-to
de Francia de hacer plaza de armas en La Bisbal tenía como intención
cerrar la salida al mar de Gerona. Felipe IV le aseguró que se enviarían dos
galeras con los cuatrocientos hombres previstos que de Málaga debían pasar a
Cataluña. Los temores de Mortara se confirmaron cuando escribía a primeros
de agosto cómo los franceses se hallaban a media legua de las murallas de
Palamós y cada día había escaramuzas ante sus murallas; además, estos espe-ranban
hasta 2.000 hombres que se hallaban entre Narbona y Leucata para
engrosar sus filas, con los cuales «podrá obrar a medida de su gusto, pues me
hallo sin infantería ni medios ningunos para oponérmele ni para hacer la
menor defensa del mundo ...». Pero el objetivo de Francia aquella campaña no
era Palamós, sino inquietar a Barcelona nada menos, pues en septiembre había
acumulado hasta cerca de 8.000 efectivos entre Blanes y Arenys de Mar,
bajando más tarde hasta Granollers, aunque poco después el rival giró con sus
tropas hacia el interior, en dirección a Vic. Qué hubiera pasado de disponer
Francia de una armada aquella campaña nadie lo podrá saber, pues todavía el
29 de septiembre no habían llegado los refuerzos de tropas en las galeras de
Tursis. Mortara viajó hasta Blanes, donde desembarcó para asistir lo antes
posible a Hostalric, Gerona y Palamós, tres plazas en peligro en aquel
momento. No obstante, la campaña acabaría muy tarde, ya en diciembre, pero
sin mayores contratiempos de peso15.
(14) ACA, CA, leg. 403, Mortara a don Diego de Sada, 25/V/1656, 20-29/VII/1656 y 2-
9/IX/1656. AGS, Estado, leg. 2673, consulta del CE, 28/IX/1656.
(15) AGS, GA, leg. 1895, consulta de la Junta de Guerra de España (JGE), 20/V/1657.
ACA, CA, leg. 311/16, consulta del CA, 17/VII/1657. ACA, CA, leg. 404, Mortara a Felipe IV,
2/VIII/1657; Mortara a don Cristóbal Crespí de Valldaura, vicecanciller del CA, 2/IX/1657;
don Agustín de Coca, secretario del virrey, a don Diego de Sada, 22-29/IX/1657; Mortara a
Sada, 30/IX/1657.
REVISTA DE HISTORIA NAVAL 148 (2020), pp. 9-28. ISSN 012-467-X 15