revista de aeronáutica y astronáutica / enero-febrero 2021
110 el C-101 bate record de horas voladas
este avión por otro, para emplearlo
como avión exhibidor de la Patrulla
Águila, se tendrán que redefinir y reevaluar
un gran número de maniobras
que nunca volverán a ser lo mismo. El
legado histórico que dejará este avión
tras más de 35 000 horas de vuelo de
exhibición, y los más de 90 pilotos titulares
que han pasado por él, le harán
una aeronave difícil de superar en la
historia de nuestro Ejército del Aire».
EL PRIMER VUELO SOLO DEL REY
EN C-101
Otra particularidad es que el C-101
fue uno de los protagonistas principales
en la formación aeronáutica en
la Academia General del Aire de S.M.
el rey Felipe VI.
Fue durante el curso 87-88 cuando
el entonces Príncipe de Asturias se
encontraba en la Academia General
del Aire completando su formación
como oficial de las Fuerzas Armadas.
En aquella ocasión se decidió que
su formación aeronáutica fuese íntegra,
como cualquier otro piloto del
EA, pero al disponer únicamente de
un curso para su formación se optó
por comprimir los tiempos y realizar
las fases de vuelo elemental y básica
durante ese único curso. Por este motivo,
durante el primer cuatrimestre
del curso escolar voló y se soltó en la
vetusta E.17 (Mentor) con la 41 promoción
y continuó completando el
curso básico en el entonces todavía
reciente E.25 con la 40 promoción.
Se da la paradoja que voló en el
mismo año el último curso realizado
en Mentor, que sería retirada poco
después, y uno de los todavía primeros
en C-101, soltándose en ambas
aeronaves. En concreto, Su Majestad
voló solo a bordo del E25-25 el 27 de
enero de 1988.
LOS AÑOS EN LOS QUE EL C-101
FUE AVIÓN DE LA ESCUELA
ELEMENTAL
Corría el año 1989 y tras el trágico
accidente sucedido el 14 de septiembre
en el avión Tamiz E.26-40, donde
fallecieron los tenientes Ángel Martínez
Lanao y Carlos Martínez Pérez tras
una parada de motor y un fatídico
aterrizaje de emergencia, los vuelos
de estas aeronaves quedaron suspendidos
desde el 26 de septiembre
de 1989 al 17 de abril de 1990, en
cuyo tiempo los motores fueron sometidos
a una minuciosa revisión en
la Maestranza Aérea de Sevilla.
Consecuentemente, los miembros
de la 43 promoción y de la 44 promoción
que realizaron su formación
aeronáutica en la Academia coincidiendo
con esas fechas, se vieron
«obligados» a iniciar su primer contacto
práctico con el vuelo realizando
la fase elemental en el C-101.
La flexibilidad es uno de los atributos
del poder aeroespacial y la AGA
y sus profesores hicieron gala de
ella para solventar una situación que
se tornaba muy compleja. Para ello,
dentro del 793 Escuadrón (Escuela
Básica) se creó una «escuadrilla» que
coloquialmente se denominó «Escuela
del Pasillo» donde al mando del
comandante Moliné se encuadraron
un grupo de pilotos instructores, casi
todos noveles tenientes que eran incorporados
forzosos a la AGA tras finalizar
el curso de caza y ataque.
Durante los cursos escolares 89-90
y 90-91, la Escuela del Pasillo tuvo la
complicada misión de realizar la fase
elemental (TR), es decir, en términos
de docencia aeronáutica, desbravar a
los alumnos en un avión reactor que
duplicaba en velocidad y prestaciones
a la Mentor y Pillán. Ni que decir
tiene que tanto instructores como
alumnos se adaptaron al reto y se solventó
de forma más que satisfactoria.
En opinión del coronel Manuel de
la Chica Camúñez, que vivió esa experiencia
en primera persona en su
primer destino de teniente: «Es curioso
pensar que hace 30 años, el EA ya
puso en práctica, de manera forzada,
lo que se ahora se está imponiendo
como la enseñanza en vuelo del siglo
XXI, donde la mayoría de países
y organizaciones de nuestro entorno
apuestan por un único avión para cubrir
ambas fases y donde esperemos
que el PC-21 pueda jugar ese role en
el Ejército del Aire. Evidentemente no
hay nada nuevo bajo el sol».
EL SISTEMA DE HUMOS
Con los ojos vidriosos por le emoción
y rezumando sabiduría, nos habla
de su experiencia el hoy teniente
Carlos García Sánchez. «Fue el 24
S.M. el Rey Felipe VI