breve historia del delito de traición militar 131
noctar fuera del campamento, privarle
de su tienda o de sus alimentos, y
resultaba ordinario el castigo de hallarse
sin vestiduras en una posición
humillante en el punto que se denominaba
principia –en el frente del
campamento– a la hora del cambio
de guardia2.
Entramos ya en el ámbito germánico
medieval donde el concepto de
tierra, sangre y tiempo se configuraron
como elementos centrales de la
sociedad, al igual que el individuo
pasó a un segundo plano cobrando
protagonismo la idea del grupo, de
la sippe, como comunidad de vida
integral. En nuestro, caso cabe resaltar
el concepto de fidelidad «godo»,
donde el rey prestaba juramento de
guardar la fe católica, proteger a la
Iglesia, defender el reino y gobernarlo
justamente, lo cual era respondido
con el juramento de fidelidad del
pueblo, debiendo apuntalarse todo
ello sobre el principio isidoriano que
se resumía en el siguiente aforismo:
Rex eris si recte facias, et si non facias
non eris.
Huelga manifestar que el elemento
religioso cobraba especial protagonismo,
ya que en los concilios se
establecía que violar la fe prometida
revista de aeronáutica y astronáutica / enero-febrero 2021
al monarca no era una mera inobservancia
de un pacto sino que era un
sacrilegio que ofendía a Dios, puesto
que en su nombre se prestaba el juramento
de fidelidad. Por lo demás, se
nos señala como fundamental en esa
época las conclusiones de los padres
conciliares que se resumen así: «No
se puede vivir sin fidelidad, porque
¿qué esperanza tendrá el pueblo que
no es fiel frente a sus enemigos? La
fidelidad es necesaria incluso en la
guerra y, con tanta mayor razón, en la
paz, en la comunidad política goda.
El triunfo de la fidelidad no supone
solo la posibilidad de la vida en co-
Guzmán el Bueno lanzó una daga en el cerco de Tarifa para que mataran con ella a su propio hijo antes que sucumbir al chantaje que le
hacían los sitiadores al haberlo conseguido apresar. Un antiguo romance exclamaba: «Matadle con este, si lo habéis determinado, que
más quiero honra sin hijo, que hijo con mi honor manchado.». Obra del artista Salvador Martínez Cubells.