las misiones del Galgo dosier 385
querida la participación del HE-24 en el festival aéreo de
Beauvechain, en Bélgica. Posteriormente, de forma ocasional
ha seguido participando en los festivales aéreos de
Málaga, Cádiz, Torre del Mar, Gijón, Motril y en el día de
la ciudad autónoma de Melilla. Y, por supuesto, en todas
las jornadas de puertas abiertas que se han celebrado en
la base aérea de Armilla.
SUSTOS
En los 30 años de vuelo del HE-24, no ha habido que
lamentar ningún accidente mortal, ni siquiera se ha perdido
ninguna unidad. Eso demuestra que la seguridad de
vuelo en el Ala 78 se toma muy en serio y ha realizado un
gran trabajo durante estas tres décadas. Pero eso no significa
que no haya habido algunos sustos que, gracias al
buen trabajo de la tripulación, y a la inestimable ayuda de
la Virgen de Loreto se quedaron solo en eso, en sustos. A
continuación, paso a relatar brevemente dos de los más
significativos.
Sucedió en un traicionero día de primavera, volando
una navegación instrumental con alumnos de Zaragoza a
Torrejón. Una vez establecidos en línea de vuelo a FL110,
el techo de la esponjosa capa de nubes de desarrollo fue
en aumento hasta que engulló al helicóptero. Cuando el
piloto al mando intentó conectar con el director de vuelo,
revista de aeronáutica y astronáutica / mayo 2022
sufrió una desorientación espacial y, al volver su mirada al
EADI (Electronic Actitude Director Indicator), era muy marrón,
una posición con la que un piloto que no hace acrobacia
no está familiarizado. La turbulencia era fuerte y la
carga de hilo también. El experto proto, no sin esfuerzo,
consiguió hacerse con la máquina, pero al no ser posible
volver a ascender por encima de la capa de nubes optó
por mantener línea de vuelo hasta que pudo realizar un
descenso controlado.
Es inimaginable el sosiego que se produce, después de
vivir una situación tan intensa, volver a ver el suelo con
margen más que suficiente y comprobar que todo sigue
funcionando con normalidad. Pero antes de que nadie
en la cabina pudiera comentar la jugada, súbitamente se
paró un motor y mientras el alumno empezaba a leer el
procedimiento de emergencia correspondiente, se paró
el segundo, y último, motor. Toda la tensión volvió de golpe,
sin motores también se pierde una parte importante
del sistema eléctrico y los autopilotos, el proto bajó el
colectivo e inició el procedimiento de autorrotación pidiendo
al alumno que bajase el tren y buscando un lugar
de aterrizaje en los campos cercanos a Calatayud. Una
vez establecido en autorrotación y con altura suficiente,
el profesor intenta y, afortunadamente consigue, el re
arrancado de los motores, pudiendo regresar a Zaragoza
en vuelo visual sin mayor novedad. Durante el vuelo de
regreso razonaron que al salir de la nube y aumentar la
temperatura, se habían desprendido las grandes acumulaciones
de hielo que se habían formado a la entrada de
las turbinas mientras permanecían dentro de nubes, provocando
la parada de los motores.
Una de las situaciones más peligrosas para un helicóptero
es la pérdida del rotor de cola en estacionario. Esta
situación se practica en el simulador, pero un simulador,
por muy bueno que sea, nunca será capaz por razones
físicas, de simular la fuerza centrífuga que pueden experimentar
los pilotos cuando el torque del rotor principal no
puede ser contrarrestado por el efecto del rotor anti-par,
que habitualmente se conoce como rotor de cola. Aún
así, sin experimentar esa fuerza centrífuga que inicia el
giro del helicóptero sin control, pocas veces los pilotos
en un simulador son capaces de poder aterrizar sin que
se produzca el vuelco del helicóptero. Gracias a su pericia
y buen adiestramiento, una tripulación del Ala 78 en un
S76-C durante un vuelo real logró controlar una situación
de pérdida de rotor de cola y aterrizar perfectamente.
En una colaboración con el INTA la tripulación de un
S-76 C tenía la misión de comprobar el sistema de apertura
del paracaídas de un dron que colgaba del gancho
baricéntrico del helicóptero, dejándolo caer desde una
altura de 6000 ft. Cuando acaban de despegar de la reducida
plataforma en el centro de experimentación de El
Arenosillo, todavía en estacionario, inesperadamente se