con cobertura en el área de interés inmediata de China, pero que se planea que
llegue a cobertura global en 2021; la Constelación India de Navegación
(NavIC); el Sistema Satelital Quasi-Zenith (QZSS) japonés, los últimos tres
con cobertura local, al menos de momento; y el europeo Galileo, llamado a
tener prominencia mundial una vez que se despliegue del todo la constelación
de satélites, prevista para este año.
Desde el punto de vista de la navegación en el Ártico, existen algunas diferencias
importantes entre estos sistemas. Las órbitas del GPS están a una altitud
de 25.000 km, equivalente a un período orbital de 14 horas, con una inclinación
orbital de 55º. Como resultado, su cobertura en latitudes altas es pobre,
ya que ningún satélite alcanza el cenit más allá de la latitud 55º N. A efectos de
la navegación marítima o aérea, esto no afecta mucho a la precisión horizontal, al
menos hasta 75º N, pero la determinación de la altitud es deficiente, lo que
podría ser un problema para la navegación aérea, y en cualquier caso no
alcanza la precisión horizontal requerida para la investigación científica e
industrial, navegación de precisión y fines hidrográficos.
Esto mejora con el GLONASS, que utiliza una altitud ligeramente más
baja, pero la inclinación orbital es de 64,8º, lo que le permite cubrir sustancialmente
más al norte; y por el Galileo, que tiene una inclinación orbital ligeramente
superior a la del GPS (56º) y mayor altitud, 30.000 km, con lo que
funcionará mejor que el GPS en latitudes altas.
Sin embargo, ninguno de los GNSS, ya sea individualmente o en combinación
de dos o más de ellos (lo que la mayoría de los receptores pueden manejar
hoy), garantiza una navegación precisa más allá, aproximadamente, de 75º N.
Esto, unido a la ausencia de AtoN, hace que la determinación de PNT en el
Ártico sea incierta y esté llena de riesgos.
La limitación de hasta los 75º de latitud puede parecer poco relevante hoy,
pues las actuales rutas transárticas e intraárticas apenas rebasan esa latitud;
pero las predicciones de deshielo, que se vienen manifestando regularmente
como conservadoras, nos dicen que las latitudes navegables irán creciendo los
próximos años, hasta que hacia 2050 quedarán abiertas las rutas directamente
transpolares, con lo que las necesidades de PNT alcanzarán los 90º N.
Hay que lamentar que algunos sistemas de navegación global que precedieron
al GPS fueran dados de baja sin tener en cuenta su utilidad en el Ártico:
Transit, el primer sistema satelital y predecesor del GPS, que utilizaba
órbitas polares bajas (1.100 km) y que garantizaba cobertura completa en el
Ártico (y en el Antártico), desapareció en 1996; Omega, un sistema hiperbólico
de muy baja frecuencia que con solo ocho estaciones dio durante unos años
cobertura global completa, fue desmantelado en 1997.
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2020 733