rutinario y funcionarial, al manifiestamente mejorable diseño gráfico del escudo
nacional, a la inflación de órdenes y condecoraciones civiles, al desbarajuste
de los tratamientos de cortesía, a la confusa y obsoleta normativa de
precedencias e incluso a las espantosas emisiones postales. En general, pone
de manifiesto la «anorexia simbólica» que padece España. Sombrío panorama
del que el autor salva a la institución militar, que administra con eficacia y
dignidad su patrimonio simbólico y ceremonial.
Nos encontramos ante un análisis serio, metódico, necesario y nada
complaciente, que plantea, de manera rigurosa y fundada, todas las fallas y
disfunciones del ceremonial y del sistema premial español, que son muchas.
En cualquier caso, se trata de una crítica constructiva y leal, porque el general
García-Mercadal no se limita a formular un juicio sistémico, sino que dedica
su último capítulo, «Consideraciones de futuro: prioridades y reformas», a
proponer algunas soluciones de emergencia para tratar de enmendar una realidad
poco halagüeña; propuestas realistas, alejadas de cualquier arbitrismo
bienintencionado pero irreal.
Joaquín RUIZ DÍEZ DEL CORRAL
Coronel auditor (Reserva)
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812 Mayo