VIVIDO Y CONTADO
manera, llegó a su conocimiento que la mascota que llevaban no era una
cabra, sino un carnero, lo que, por lo visto, es bastante habitual. Además,
supieron que en ocasiones se daba nombre a la mascota siguiendo el del jefe
de la unidad, como era el caso de la que llevaban a bordo.
Aunque con el ajetreo de la carga y la preparación del barco para la salida
a la mar la llegada de Fonsi había pasado desapercibida para la mayor parte de
la dotación, pronto se difundió la noticia durante la cena y las guardias
de noche, de manera que al día siguiente fueron muchos los que buscaron un
hueco para pasarse por la cubierta de vuelo y verle descansando plácidamente
en su cubil. Pero, satisfecha esta curiosidad inicial, la presencia del carnero se
convirtió pronto en algo normal en la vida del barco.
La navegación transcurría con la tranquilidad propia de un tránsito con
buen tiempo, y Fonsi se adaptó sin dificultad al medio marino. Se le permitía
saltar a cubierta y estirar sus extremidades dos o tres veces al día. Al principio
atado corto, pero enseguida con más libertad, visto que respetaba candeleros y
pasamanos tanto o más que la cerca de su aprisco habitual. Cotidianamente,
compartía espacio con los que hacían deporte o se relajaban en cubierta en sus
períodos de descanso.
En su alojamiento. (Fuente: LPD Galicia).
954 Junio