TEMAS GENERALES
católicas, y su empleado José Santiuste, más conocido por su apodo de reportero
periodístico Confusio, que en el episodio que nos ocupa liga con el marino
Diego Ansúrez, al que nada más comenzar el relato le ocurre un hecho
sorprendente que marcará toda su vida: paseando un día, se le cae encima una
monja que trata de escapar del convento y que acabará siendo su esposa. Una
vez casado dirige sus pasos hacia Cartagena, pues la vida del mar y los barcos
sigue tirándole más que la de tierra; pero antes de llegar fallece su esposa,
quedando como feliz saldo del matrimonio una hija que, con el paso del tiempo,
se fugaría con un galán criollo que se la lleva a América. Ansúrez ansía
volver a ver a su hija, de la que desconoce su paradero, pero decide partir en
su búsqueda. Búsqueda que don Benito va desgranando hasta situarle frente al
barco de sus sueños: «Salió una mañana al muelle, y vio fondeada en el puerto
la más gallarda, la más poderosa y bella nave de guerra que a su parecer existía
en el mundo. Metióse en un bote, y se fue a ver de cerca la mole arrogante;
la examinó y admiró por ambos costados y proa a popa, embelesado de tanta
maravilla...» decide reengancharse en la Armada como tripulante de la
Numancia, con la que acabaría dando la vuelta al mundo, tras visitas a bellos
rincones, largas travesías sin ver tierra y cruentos combates que Galdós cuenta
primorosamente:
«Seguía la Numancia su rumbo hacia la boca del temible Estrecho. En
aquellos días y noches, Sacristá y Ansúrez no se daban punto de reposo,
alternando en el servicio haciéndolo mancomunadamente cuando la complejidad
de maniobras en tan difícil navegación lo exigía. El pito del marinero
no cesaba de lanzar al aire su estridor agudísimo, rasgando el claro son de las
cornetas, que llamaban a galleta y café, a zafarrancho de camas, a baldeo, a
instrucción, a ejercicio… Ansiosos de admirar la ciudad de Lima, que en
todas las imaginaciones españolas se representaba con formas y colores de
un seductor romanticismo, iban a tierra oficiales y guardiamarinas en correctísima
y elegante apostura, con pantalón blanco, indumentaria impuesta por
los 12 grados de latitud Sur… Chilenos y peruanos hallábanse resguardados
por arrecifes, que eran como una valla imposible de salvar desde fuera.
Apenas se echaron la vista encima, empezaron unos y otros a cañonearse. La
distancia no podía acortarse por las naves españolas. Habían de darse por
satisfechos con causar algunas averías a los barcos enemigos y matarles y
herirles algunos hombres…»
y así nos va llevando el novelista-historiador por el episodio que narra el
error histórico de unos políticos por meter a España en una guerra sin sentido
con sus antiguas posesiones. Alternando la realidad con una ficción realista, el
viaje, el asedio y combate contra las naves y baterías del enemigo, la mortífe-
2020 849