TEMAS PROFESIONALES
caracterizado que tenemos en el destino, capaz de sacar adelante cualquier
labor; paradójicamente se llena de cometidos que le van encargando y empieza
a trabajar horas extra para cumplir las tareas. Ante la eficacia demostrada,
se le carga con mayores responsabilidades, aumentando de nuevo su jornada
laboral (4). En este punto, se encuentra desesperanzado y emocionalmente
agotado y percibe que sus inversiones laborales no se corresponden con lo que
recibe del trabajo. Nuestro sobresaliente militar observa que hay compañeros
que no hacen ni un minuto más fuera de su jornada laboral y al final de mes
reciben la misma retribución, así que la solución más «saludable» pasa por
distanciarse emocionalmente de aquello que está realizando, llevando al sujeto
a la despersonalización. El ilusionado oficial que recibía su despacho al principio
del artículo se convierte en un actor desencantado.
Como resultado del descontento inicial y para protegerse emocionalmente
al no sentir que recibe lo que se merece, en términos de intercambio, el
trabajador se aísla de los demás, desarrolla una actitud impersonal y cínica
con su entorno y culpabiliza a los compañeros de sus propias frustraciones.
De pronto, nuestro militar, al que siempre acudíamos para cualquier vicisitud
porque sabíamos que la resolvería de manera satisfactoria, comienza a ser
fuente de problemas. Empieza a discutir ante cualquier conflicto, del que a
menudo es responsable, deja de relacionarse con los compañeros más allá de
lo estrictamente necesario y comienza a quejarse desde primera hora de la
mañana de todo cuanto le rodea, usando la ironía y el sarcasmo como principal
vehículo. Esta es, posiblemente, la fase más definitoria y específica del
burnout (5).
Finalmente se produce la desrealización personal donde, a menudo encubierto
bajo un manto de omnipotencia, el sujeto percibe que no es capaz de
controlar nada de cuanto acontece a su alrededor y, ante la amenaza de sentirse
incompetente, de nuevo actúa como en la despersonalización, redoblando
sus esfuerzos para compensar la situación, dando la sensación de que es
inagotable. Llegado a este punto, nuestro despersonalizado militar verbaliza
frases del tipo «No tienes ni idea, trae, que ya lo hago yo». Alcanzado este
estadio, la persona se encuentra profundamente insatisfecha con su trabajo y
para nada realizada a nivel personal o emocional. Resulta prácticamente
imposible «recuperar» al trabajador de esta situación, terminando habitual-
(4) Este fenómeno se conoce como Principio de Peter, que predice que «todo trabajador
asciende hasta alcanzar su nivel máximo de incompetencia»; cuando un trabajador realiza bien
un cometido va promocionando hasta que llega un punto en el que no es capaz de asumir efectivamente
las funciones que le han sido encomendadas, de modo que deja de ascender. Paradójicamente
en un puesto inferior rendía de manera extraordinaria y por ello se le premió moviéndole
a otro superior, en el que ya no es eficaz.
(5) DE LA GÁNDARA MARTÍN, JJ.; GONZÁLEZ CORRALES R.; BAÑOS BAJO P.: op. cit.,
pp. 39-50.
886 Junio