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Mapa de los mares de la zona. (Google Maps).
Hasta el siglo XV fue lugar de paso de las rutas de la seda y de las especias
que procedentes de Oriente llegaban hasta Europa, y hasta más o menos finales
del siglo XVIII solo era un mar interior bastante tranquilo perteneciente al
Imperio otomano. Pero cuando en la segunda mitad del XVIII el Imperio ruso
hizo acto de presencia y extendió sus territorios asentándose en sus costas, la
tranquilidad y el equilibrio en la zona desaparecieron para dar paso a una
situación de enfrentamiento entre ambos imperios. La primera consecuencia
fue un conflicto de seis años, de 1768 a 1774, que terminó con el Tratado de
Küçük Kaynarca, por el que Rusia consiguió tener acceso al mar Negro desde
el mar interior de Azov a través del estrecho de Kerch. Unos pocos años
después, intentó aumentar su influencia en la zona y empezó a presionar sobre
la península de Crimea, hasta que Catalina II la anexionó de forma militar,
casi sin oposición, y estableció la ciudad de Sebastopol. y a partir de 1783,
Rusia empezó a despegar como una gran potencia en el mar Negro, mientras
que el Imperio otomano entraba en una lenta pendiente de decadencia.
Comenzó entonces una lucha por conquistar territorios del mar Negro, que
a mediados del siglo XIX llevó a la conocida como Guerra de Crimea, un
sangriento enfrentamiento entre el ya caduco Imperio otomano y el pujante
Imperio ruso, que costó cientos de miles de vidas humanas. Los otomanos
contaron con el apoyo de potencias europeas como Inglaterra y Francia, temerosas
de que Rusia pudiera alcanzar una posición de gran hegemonía en la
866 Junio