BURNOUT O SÍNDROME
DEL DESGASTE PROFESIONAL
EN LA ARMADA
Alberto GONZÁLEZ RUIZ
(Psicología)
Oy es un gran día. Anoche me estaba despidiendo
de familiares y amigos entre lágrimas, abrazos,
enhorabuenas y muchos ánimos. Hoy me encuentro
haciendo cola para entrar por la Puerta de
Carlos I a la Escuela Naval Militar. Los duros años
de estudio han dado sus frutos y, sin embargo,
estoy casi más asustado que ilusionado. Ha salido
el comandante director a recibirnos; se oye ruido
de maletas y aplausos mientras vamos pasando.
Hoy es un gran día. Suena diana floreada en el
Francisco Moreno; nos han servido un desayuno
reforzado. Estamos seguros de que los incesantes
ensayos mañana y tarde habrán servido para que
nada pueda salir mal y tendrán su culmen en nuestro
primer y más importante acto militar: la Jura de
Bandera. Los escalofríos se suceden por todas las
partes de mi cuerpo cuando localizo a los amigos y familiares que han podido
asistir, me acuerdo de los que ya no están y esbozo la sonrisa de orgullo que
tendrían si estuviesen viéndome entre el público.
Hoy es un gran día. Después de cinco años en la Escuela Naval sin descansar
apenas un minuto, por fin ha llegado el ansiado momento. Hoy recibo mi
Real Despacho. La Banda de Música nos despierta en los pasillos del Marqués
de la Victoria y acaban tocando Paquito el chocolatero. Un último bolo antes
de desayunar fuerte y arranchar los camarotes; tenemos unos minutos para ver
a nuestras familias antes del gran acto. Sonido incesante de cámaras de fotos,
aplausos y alguna que otra gaviota que amenaza la policía de los futuros
oficiales.
Todo sale según lo previsto, como no podía ser de otra forma. Entre lágrimas,
abrazos, enhorabuenas y muchos ánimos, me despido de los compañeros
2020 883