VIVIDO Y CONTADO
Llegada
A primera hora de la mañana, Galicia y Pizarro entraron en Beirut, protegidos
hasta dentro de puntas por la Juan de Borbón, mientras el Patiño se
mantenía alejado de la costa. Las horas y días siguientes fueron intensos:
descarga del material de la Legión, salida a la mar por razones de seguridad,
nueva entrada para reembarcar a la Agrupación de Infantería de Marina y
salida final de regreso a territorio nacional.
Con esta agitación, como sucediera en Almería días atrás, fueron pocos en
el barco los que advirtieron el desembarco de Fonsi y su marcha hacia el sur
en la columna de vehículos del Ejército de Tierra, reforzada con tripulaciones
que se incorporaron a la llegada a puerto. Cabe suponer que nuestro personaje
estaba encantado de tener sus patas sobre tierra firme otra vez; y lo hubiera
estado mucho más de conocer que la traducción del nombre de su lugar de
destino, el distrito de Marjayún, no podía ser más sugerente para un rumiante:
«prado de primaveras».
Epílogo
A bordo, ya en demanda de Rota y con la costa libanesa desdibujándose
por la popa, el segundo comandante reparó en la ausencia de Fonsi. Con cierta
tristeza recordó lo que le habían comentado los legionarios en el sentido de
que, probablemente, no volvería a su Almería de origen por razones logísticosanitarias.
Bueno —pensó para su consuelo—, en adelante Fonsi pacería en tierras de
resonancias bíblicas, las mismas de sus congéneres más universalmente conocidos,
como los del rebaño de David o el carnero enredado en una zarza que
sacrificó Abraham.
En fin —concluyó—, no era un mal sitio para que un ovis aries pasara el
resto de sus días y, además, este en particular quedaba bautizado.
958 Junio