el comedor de la base para pernoctar
allí, ya que era la instalación más grande
con protección contra ataques por
fuego indirecto que tenían. Hay que
recordar que gran parte de las aeronaves
de Taji habían parado allí con
sus tripulaciones, con lo que es fácil
imaginar la cantidad de personal que
se hacinaba en el comedor en esos
momentos; el suelo repleto de colchones
para pasar la noche y marines de
los EE. UU. dando órdenes al personal
para que ocupara los sitios designados.
Casi sin tiempo para acomodarse,
empezó a sonar la alarma de incoming
y todo el mundo se puso el casco
y el chaleco. Un miembro del personal
civil contratado para dar servicio en la
base estaba molesto con el casco y
decidió quitárselo, pero fue reprendido
a gritos por un militar estadounidense.
La tensión entre todo el personal
era clara. De repente, sonó por la
megafonía: «five minutes to impact».
La gente se miraba dándose cuenta
de que no era un ataque por fuego
indirecto normal, puesto que era
imposible predecir el tiempo de impacto
con anterioridad en el caso de
los cohetes. Todo el personal adoptó
la posición de cubierta completa, algunos
cubriéndose con los colchones
que tenían a su alrededor, pero poco
puedes hacer en esa situación ante un
misil Fateh (FT)-1102. Personal civil
abrazándose los unos a los otros y, por
qué no decirlo, alguna cara asustada
entre los militares. Sonidos parecidos
a aviones caza sonaron por encima de
la base. Pasaron esos 5 minutos y alguno
más, pero no ocurrió nada, ni en
Al Taqaddum ni en la base de Taji.
Sobre las 03:00 horas del 8 de enero
aparecieron las primeras noticias no
solo en los sistemas informáticos de
la Coalición, sino también en las redes
sociales y algún diario digital internacional.
Decenas de misiles balísticos
habían sido lanzados desde varias
bases militares iraníes y habían impactado
22 / Revista Ejército n.º 965 • septiembre 2021
en las bases de la Coalición
de Al Asad3 y Erbil4. Posteriormente,
también se tuvo conocimiento de que
dos de ellos tenían como objetivo Taji,
y por suerte uno falló en la fase de ignición
y el otro había impactado en las
cercanías de la base sin detonar.
Aún con la alerta en las bases de Taji
y Al Taqaddum, en el comedor de
esta última se levantó personal estadounidense
de la unidad de aeroevacuación
médica y avisó al resto
de tripulaciones de los helicópteros
Blackhawk medicalizados (los conocidos
como dustoff) de que se esperaban
bajas masivas en Al Asad y que
conocían los riesgos, pero que tenían
que arrancar los helicópteros y llegar
a este destino. Las tripulaciones españolas
no lo dudaron y se acercaron
por si necesitaban ayuda, pero los
estadounidenses, agradeciendo el
ofrecimiento, contestaron que si necesitaban
la ayuda de aeronaves no
medicalizadas5, como eran las de la
TF Toro, es que la situación era dramática
en Al Asad.
Las informaciones en el Centro de
Operaciones Tácticas de ISPUHEL
eran contradictorias. Por un lado, se
podía leer en algún diario iraní que había
80 militares muertos en Al Asad y,
por otro, en las informaciones de los
sistemas de la Coalición que no había
víctimas mortales en ninguna base,
pero sí cuantiosos daños materiales.
Por suerte, la segunda era la más
cercana a la realidad y todo el personal
y material español se encontraba
bien. Sobre las 05:00 horas se levantó
la alerta acústicamente en Taji, pero
la unidad de helicópteros española
se encontraba dispersa y todavía no
Misil Fateh-110 no explosionado en las cercanías de Taji