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de los generales, un ejemplo virtuoso
es el de John Pope, quien pasó por el
mando de diferentes ejércitos en diversas
contiendas.
La supremacía de la autoridad civil fue
una solución americana bien ejecutada
desde temprano que fue determinante
incluso en lo que respecta a la
gestión de los recursos; ya en 1783
se había colocado el sistema de suministro
militar bajo control civil. No
es de extrañar que el arribo de militares
a la política por cauces democráticos,
con el propulsor del gran
desempeño en el campo de batalla,
haya sido particularmente armónico
en la superpotencia norteamericana.
El recorrido histórico de sus conflictos
ofrece ilustres ejemplos de héroes
militares devenidos en presidentes:
George Washington en la guerra de la
Independencia, Andrew Jackson en
las luchas contra los aborígenes, Zachary
Taylor en la victoria sobre México,
Ulysses C. Grant en la guerra civil,
Theodore Roosevelt en la guerra contra
España o Dwigth Eisenhower en la
Segunda Guerra Mundial.
Maquiavelo casi siempre apunta al
militar de principios y mediados de
la República romana como base, por
lo tanto, aceptando que una pormenorizada
comparación requeriría varias
obras, va tomando forma la idea
de que el american soldier representa
la más evidente evolución técnica,
operativa y hasta temperamental del
legionarius.
Las ventajas creadas por los romanos,
las cuales se articulan con el perfeccionamiento
americano, se expresan
mediante la excelencia armamentística,
el valor y la disciplina.
Con respecto a esto, entendiendo su
énfasis en la irreemplazable y primordial
virtud del soldado, es necesario
reinterpretar al florentino cuando afirma
que la guerra no se reducirá solo a
la artillería; en tal caso hay que intercalar
contextos y revisar aquella certeza
del siglo xx que profetizaba la indefectible
desaparición de toda guerra con
armas convencionales en virtud de la
aparición del arma nuclear.
Teniendo en cuenta su exhortación
para gozar de la mejor armadura, el
Segretario también estaría conforme
con el uniforme y el equipo del
marine.
En cuanto a la organización deseada,
su propuesta de una brigada dividida
en diez batallones se topa hoy con un
ejército estadounidense que muestra
brigadas de entre tres y siete batallones.
Sin embargo, sí se empalma con
este ejemplo una teoría empapada de
contundente flexibilidad operativa.
El papel secundario que Maquiavelo
da a la caballería sería un motivo
de peso para que la desactivación de
este cuerpo durante la Segunda Guerra
Mundial no significara un gran impacto
en sus previsiones. Es más, ya
el dúctil Ejército Continental estaba
compuesto principalmente por infantería
y artillería, en detrimento de una
reducida caballería.
La acumulación de conexiones a lo
largo de los ejemplos hasta aquí mencionados,
acerca de la configuración
y aptitud militar, es esperable desde
la equivalencia en la forma de gobierno
preferida por Maquiavelo: sumidos
en un entorno republicano, los hacedores
de Estados Unidos comienzan
a ofrecer propiedades idóneas para
desarrollar una organización bastante
similar a la que Maquiavelo postula
en el corazón de su obra. Además
de las particularidades políticas y sociales,
el inmenso y aislado territorio
con que cuenta la república norteamericana
facilita automáticamente la
maleabilidad en la presentación del
orden de batalla, el protagonismo de
una actitud defensiva plantada en las
ventajas de un superior armamento
Ejército Continental: Infantería estadounidense y un sistema de repliegue ordenado