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misa de campaña, se procede a dar
lectura de la gloriosa efeméride, con
un recuerdo emocionado para los legionarios
que cayeron en la defensa
del blocao (cuyos nombres se repiten
en voz alta), así como para los soldados
de la Brigada Disciplinaria (La Legión
no podía olvidarlos) que murieron junto
a ellos6. Finalmente, se coloca una
corona de laurel ante el monumento al
heroico cabo legionario erigido en su
villa natal. ¡España y La Legión no olvidan
nunca a sus héroes!
EPÍLOGO EMOTIVO
En una mañana de junio de 1993 acudí
con la Hermandad de La Legión
de Sevilla al pueblecito de Hormilla
para rendir homenaje a su preclaro
hijo Suceso Terrero López. Y allí,
casi 72 años después de la defensa
del blocao de Dar Hamed, tuve el honor
de abrazar al legionario Francisco
Pagés Millet, uno de los primeros
en entrar en el blocao en la mañana
siguiente a su destrucción, que tuvo
entre sus brazos el cuerpo sin vida de
Terrero. En efecto, allí estaba Pagés, a
sus 95 años, con su camisa legionaria
plagada de condecoraciones y tocado
con el clásico «chapiri» de borla roja,
cuadrado marcialmente ante el busto
de su cabo y repitiendo la frase que,
desde aquella mañana de septiembre
de 1921, no dejaba de atormentarle:
«Perdóneme mi cabo, porque no pude
llegar a tiempo de salvarles». Y allí siguió
acudiendo el buen Pagés los
años siguientes, y yo lo buscaba y le
abrazaba, hasta que en uno de nuestros
encuentros anuales en Hormilla
lo eché de menos y al preguntar por él
me dijeron que había muerto, cuando
le faltaban tan solo unos meses para
cumplir los 100 años. Lo sentí muy
profundamente, pues con Pagés se
nos fue un valeroso legionario de los
tiempos fundacionales de La Legión
española. Descanse en paz7.
NOTAS
1. Muy pocos serían los días que el
teniente don Eduardo Agulla tardaría
en reunirse con sus legionarios
muertos en la defensa del blocao
de Dar Hamed. El día 7 de octubre
de 1921 fallece a consecuencia de
las heridas recibidas en el combate
de Sebt.
2. En La Legión que yo conocí eran
muy respetados los legionarios de
primera, donde además de formar
en la escuadra de gastadores (los
de aventajada estatura), en ocasiones
hacían las veces de cabos. Tenían
derecho a saludo por parte de
los legionarios de segunda, que se
dirigían a ellos con el tratamiento
de «A la orden de Vd. mi primera»,
para diferenciarse del tratamiento
dado a los cabos primeros que era
«A la orden de Vd. mi primero».
3. De la extensa bibliografía que he
consultado para escribir este artículo,
la inmensa mayoría de autores
coinciden en afirmar, entiendo que
erróneamente, que fueron 14 legionarios
de segunda al mando de un
cabo los que salieron para defender
el blocao de Dar Hamed. Tan solo
el ilustre general y afamado escritor
don Antonio Maciá Serrano, en su
obra La Legión desnuda, nos dice
con acierto que fueron 15 legionarios
de segunda al mando de un
legionario de primera que ya venía
desempeñando funciones de cabo.
Suceso Terrero sería promovido a
cabo legionario a título póstumo.
4. El teniente don José Fernández Ferrer
nació en Granada el 26 de junio
de 1894. Ingresó en la Academia de
Infantería de Toledo el 28 de agosto
de 1912 y fue promovido al empleo
de segundo teniente de infantería
el 14 de julio de 1915, y al de primer
teniente en julio de 1917. Falleció
el 15 de septiembre de 1921
en la heroica defensa del blocao de
Dar Hamed (Melilla).
5. La Ley de Bases de 29 de junio
de 1918 situaba al suboficial dentro
de las clases de tropa de segunda
categoría, y como empleo inmediatamente
superior al de sargento.
Tenían tratamiento de don y sus divisas
eran similares a las que en la
actualidad ostentan los brigadas.
6. Como digo en el cuerpo de este
artículo, estoy intentado recopilar
los nombres de los heroicos soldados
de la Brigada Disciplinaria que
murieron en la defensa del blocao
de Dar Hamed. En cuanto los tenga,
los relacionaré en un pergamino
(al igual que los de La Legión) en
su honor y homenaje.
7. En esa mañana en Hormilla, y después
de los actos en honor de su
preclaro hijo Suceso Terrero, le pedí
a Pagés que me hiciera el honor de
hacerse una foto conmigo. Aceptó
en el acto, y a la foto se sumó el
veterano sargento Margarido, excombatiente
de nuestra Guerra Civil.
Le cedí a Pagés el centro de la
foto tras muchos esfuerzos, pues
no quería en absoluto, y la citada
foto, que guardo como oro en paño,
la cedo para que ilustre el presente
artículo.■