el XIV Cuerpo de Ejército Guerrillero
(al principio denominado Servicio de
Información y Acción Militar, SIAM),
que tenía su cuartel general en Barcelona
y dependía orgánicamente del
Servicio de Información Especial Periférica
(SIEP). Este servicio se dedicaba
a recoger información mediante
la infiltración de agentes para que establecieran
contactos en la zona enemiga
y crear redes de informadores.
El XIV Cuerpo de Ejército Guerrillero,
bajo la tutela del Servicio de Información
Militar (SIM), se dividió en
seis «divisiones», cada una con cuatro
«brigadas», de unos 150 guerrilleros.
En realidad, los nombres no se
corresponden a unidades de la misma
entidad porque la división equivalía a
unidades tipo batallón y las brigadas
al tipo compañías, con la probable intención
de confundir a la inteligencia
enemiga. Por su parte, las compañías
se dividían en secciones, de unos
15 guerrilleros, y cada uno de ellos
poseía una capacidad especial: sanitario,
conductor, artificiero, operador
de radio, armero, electricista, etc.
Muchas fueron las acciones directas
guerrilleras. Una de las operaciones
especiales más espectaculares fue la
operación de rescate de rehenes en
el fuerte de Carchuna, cerca de Motril
(Granada), el 23 de mayo de 1938,
que consistió en una acción anfibia
nocturna desarrollada por efectivos
de la Compañía Especial de la 55 Brigada
Mixta, que supuso la liberación
de unos 300 prisioneros de guerra y
la captura de algunos enemigos como
fuentes de información. A su vez, también
es digno de destacar el papel de
las unidades especiales del ERP durante
los meses anteriores a la batalla
del Ebro para espiar la disposición de
las fuerzas nacionales, lo que contribuyó
probablemente al éxito del asalto
inicial.
Una vez acabada la guerra, algunos
guerrilleros republicanos exiliados
continuaron combatiendo junto
a la Resistencia francesa durante la
Segunda Guerra Mundial, realizando
sabotajes y ataques a destacamentos
alemanes y colaborando en
las redes de evasión. Por su parte,
los que se quedaron en España fueron
reagrupándose en partidas cada
vez más grandes y organizadas que
continuaron su lucha contra el régimen
franquista, si bien no hubo continuidad
34 / Revista Ejército n.º 965 • septiembre 2021
con el XIV Cuerpo de Ejército
Guerrillero.
Al finalizar
la contienda
española, el
conocimiento
en las nuevas
técnicas y
tácticas de
combate, basadas
e inspiradas
en la guerra de
guerrillas, todavía
era bastante
limitado en el
resto del mundo
Paralelamente, como reacción y de
manera análoga al XIV Cuerpo de
Ejército Guerrillero, en el bando nacional
se dan diversas respuestas.
Entre otras, destacan los denominados
Grupos C, que no eran otra cosa
que grupos especiales para cometer
actos de sabotaje en la retaguardia
enemiga. Creados por el coronel del
Estado Mayor José Ungría Jiménez,
responsable del Servicio de Información
y Policía Militar (SIPM), este era
partidario de crear y potenciar este
tipo de guerrilleros a imitación de los
republicanos, dado su valioso papel
en el desgaste del enemigo y porque
las incursiones les podrían proporcionar
información relevante. Sin
embargo, los Grupos C no recibirían
el mismo apoyo institucional, formativo
y económico que los guerrilleros
del EPR. Los Grupos C tuvieron que
esperar a noviembre de 1938, que es
cuando aumentaron su plantilla, adquirieron
más y mejor armamento y se
les incentivó pecuniariamente, sobre
todo por las capturas de cada guerrillero
enemigo. Finalmente se especializan
en la lucha contraguerrillera,
distribuyéndose, como documento
base para su actuación, el denominado
Bosquejo de medidas para la represión
de las incursiones enemigas.
El poco gusto por este tipo de guerra
en el bando nacional queda patente,
ya que una vez finalizada la guerra los
servicios especiales eran inexistentes
dentro del ejército, y fueron olvidados
hasta el año 1956, cuando surgió de
nuevo el interés por las guerrillas y
contraguerrillas y se fomentó la creación
de UOE.
Al finalizar la contienda española, el
conocimiento en las nuevas técnicas
y tácticas de combate, basadas e inspiradas
en la guerra de guerrillas, todavía
era bastante limitado en el resto
del mundo, lo cual sería en parte suplido
gracias a los exguerrilleros republicanos
que huyeron de España
para refugiarse en Francia, sus colonias
norteafricanas, Gran Bretaña,
Estados Unidos y la Unión Soviética,
lo cual posibilitó que su formación y
experiencia de combate fueran reutilizadas
por los países Aliados durante
la Segunda Guerra Mundial.
EL PAPEL DE LOS
GUERRILLEROS ESPAÑOLES
Y LAS OPERACIONES
ESPECIALES EN ESPAÑA EN LA
SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Finalizada la Guerra Civil española, el
papel de los veteranos guerrilleros españoles
y brigadistas internacionales
en la formación, el adoctrinamiento o
la coordinación de las nuevas agencias,
servicios, fuerzas especiales y
movimientos guerrilleros que surgieron
al socaire de la Segunda Guerra
Mundial fue bastante notable. En esta
línea, podemos citar su participación
en la Dirección de Operaciones Especiales
(SOE) y en las unidades de comandos
en Gran Bretaña; en la Oficina
de Servicios Estratégicos (OSS)
en los Estados Unidos; en las Fuerzas
Francesas del Interior (FFI) y Francotiradores
y Partisanos (FTP) en Francia;
y en fuerzas especiales de la Unión
Soviética, siendo en España donde
los soviéticos perfeccionaron lo que