Establecimiento de una referencia de tiempo
TEMAS PROFESIONALES
La definición del tiempo comienza a cobrar importancia a finales del siglo XVIII
con la mejora en la determinación de su exactitud y la evolución de las
actividades económicas a nivel local. Como por aquella época no existía ningún
tipo de referencia horaria, con la llegada del ferrocarril en el siglo XIX se hacen
evidentes los problemas de sincronización de los relojes entre zonas geográficas
distintas, motivo por el que empiezan a establecerse las horas locales medias de
las ciudades más representativas del paso del ferrocarril. En 1884, en
Washington D. C. tiene lugar la Conferencia Internacional del Meridiano, donde
se decide que el meridiano único de referencia (6), como origen de la longitud
geográfica, sea el que pasa por el Observatorio de Greenwich.
Coincidiendo casi en el tiempo, en 1875 tuvo lugar la Convención del Metro
en París con motivo de la adopción del patrón de longitud, una cantidad física
tan básica como el tiempo. Además se crean el Comité Internacional de Pesas y
Medidas (CIPM) bajo el órgano de decisión de la CGPM, y la Oficina
Internacional de Pesas y Medidas (BIPM), encargada de dirigir las diferentes
actividades metrológicas y, fundamentalmente, elaborar en la actualidad la
escala de Tiempo Atómico Internacional (TAI) y la escala de referencia
internacional de Tiempo Universal Coordinado (UTC) a partir de la información
de los más de 400 relojes atómicos distribuidos en alrededor de 80 institutos
metrológicos repartidos por todo el mundo.
En 1960, durante la 11.ª CGPM, se crea el SI, en el que quedan definidas
seis de las actuales unidades básicas, a las que se suma posteriormente el mol (7)
(1971). Resulta curioso que, si bien existía una definición aceptada de la unidad
de tiempo —el segundo— igual a la fracción de 1/86400 de un día, no es hasta
1956 y la aparición del Tiempo de Efemérides (TE) cuando se aprueba su
primera definición oficial durante la 11.ª CGPM, basada en la fracción no ya de
un día, sino de los segundos acumulados en un año, por lo que a la postre resultó,
además de inaccesible, difícilmente entendible, excepto para los astrónomos.
Ello, unido a las fluctuaciones de la rotación de la Tierra y a las recientes
investigaciones en la física atómica del momento y, en particular, a la
espectroscopia de microondas, desembocó en la invención del primer reloj
atómico de cesio (Cs). Así, en 1955, se demuestra por primera vez la medición
del tiempo respecto de una referencia atómica en lugar de astronómica. Tan solo
ocho años después, en la 13.ª CGPM de 1967, se redefine el segundo SI en
(6) En España no fue hasta 1901 (1922 en las islas Canarias) cuando finalmente se establece
la hora oficial española de acuerdo con el meridiano de Greenwich, y en 1907 cuando este se
adopta como primer meridiano para usos navales.
(7) Las siete unidades básicas del SI son el metro (m), el segundo (s), la masa (kg), la
temperatura (K), la corriente (A), la cantidad de sustancia (mol) y la candela (cd). De ellas se
obtienen las 27 unidades derivadas, entre las que se encuentra la frecuencia (Hz).
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