sedimentos procedentes de la erosión de
suelos agrícolas hacia la laguna, que a su vez
servirán para mitigar los daños de las lluvias
torrenciales sobre los municipios ribereños.
Es también fundamental revisar las medidas
priorizadas en el Proyecto Vertido Cero,
de acuerdo con una valoración realista de su
eficacia respecto al objetivo de reducción de
fuentes de nutrientes que potencialmente
acaban en la laguna y a su impacto en el
ecosistema mediterráneo adyacente.
Sin embargo, el informe apunta a que,
aunque cesara toda actividad humana en el
entorno del Mar Menor, es probable que este
sistema tenga inercia para continuar con una
situación similar durante décadas por la carga
de nutrientes presentes en la laguna y los
aportes desde las aguas contaminadas del
acuífero Cuaternario.
En este sentido, serían también necesarias
actuaciones paliativas a corto y medio plazo
que reduzcan la entrada actual de nutrientes,
hasta que las medidas en origen sean eficientes
y permitan reducir los aportes de nutrientes
actuales hacia la laguna.
En relación con posibles actuaciones en
la laguna, el informe señala que las medidas
de tipo paliativo, como incrementar los aportes
de agua desde el Mediterráneo, no son una
opción óptima para solucionar el problema,
ya que no actúan sobre su origen y además
podrían provocar efectos colaterales completamente
indeseables en hábitats vulnerables
del Mediterráneo adyacente. Del mismo
modo, las acciones dirigidas a oxigenar las
aguas en caso de anoxia o riesgo de anoxia no
pueden ser consideradas soluciones óptimas a
escala lagunar.
Siguiendo las directrices de la propia
Estrategia estatal de Infraestructura Verde y
de la Conectividad y Restauración Ecológicas,
siempre debe valorarse como primera
opción la restauración pasiva, evaluando si la
eliminación de la presión que provoca el
impacto da como resultado una recuperación
natural. En caso de que esta no se produzca,
habría que plantearse estrategias de restauración
activas, siempre y cuando tengan un
fundamento científico y no exista riesgo de
crear nuevos perjuicios al ecosistema y el
sistema socioeconómico asociado.
De acuerdo con la experiencia en otras
zonas costeras del mundo, la aplicación de
medidas de reducción de presión en origen
puede ser acompañada con otras de restauración
activa para reducir los tiempos de recuperación,
que pueden oscilar entre varios
años y varias décadas. La biorremediación
con bivalvos, la restauración con angiospermas
marinas o la recuperación de las poblaciones
de nacra estarían entre este tipo de
medidas, aunque su viabilidad real debe
determinarse previamente mediante programas
de investigación experimental.
El informe del IEO señala que la eficacia
de las actuaciones que se pongan en marcha
tendrá un claro termómetro: el estado real de
los hábitats, comunidades y especies de la laguna
del Mar Menor, así como los de la franja
adyacente del Mediterráneo, los humedales
litorales de la laguna y otros espacios protegidos
asociados al Mar Menor. En este sentido,
advierte que una implementación precipitada,
insuficiente o inadecuada de medidas de
restauración puede comprometer seriamente
la aplicación de los instrumentos de planificación
y gestión recientemente aprobados.
Como resumen principal de las posibles
actuaciones, incide en que recuperar el buen
estado ecológico de todos estos espacios de
forma integral, que cuentan con múltiples
figuras de protección nacional e internacional,
ha de ser la finalidad última de tales
intervenciones.
Antonio PINTOS PINTOS
Contralmirante (Reserva)
NOTICIARIO
672 Octubre