LIBROS Y REVISTAS
gran decaimiento y tristeza, en
España en general y en la
Armada en particular, por la
pérdida de los últimos territorios
españoles en ultramar, en
el Pacífico y en el Caribe tras
algunas revueltas y guerras de
independencia y, sobre todo,
después de la corta guerra del
año 1898 contra los deseos
imperialistas de Estados
Unidos, en la que la Armada
quedó reducida a su mínima
expresión. Se habían perdido
las islas Filipinas, Cuba, Puerto
Rico, otras islas menores y
muchos barcos. España se veía
despojada de unas tierras que
habían sido consideradas parte
del suelo patrio y cuya conexión
con la metrópoli había
sido por mar.
El autor comenta cómo la
pérdida de aquellas lejanas
tierras y la desaparición de la
necesidad de mantener con
ellas la conexión por mar produjo un gran pesimismo en España, tanto en las
clases dirigentes como a nivel de calle, sobre todo por el triste sentimiento de
haber perdido unas islas que habían estado ligadas a España durante tantos
años, en el que ya no contaba el aspecto económico pues, haciendo números,
el balance resultante de su posesión había sido negativo, al producir más
gastos que beneficios. Y mientras otros países eran testigos del gran decaimiento
político y moral de España, dentro del suelo patrio muchos se preguntaban:
«Si no tenemos colonias, ¿para qué necesitamos barcos?».
Fue este estado de postración moral el que hizo que mucha gente reaccionara
en sentido positivo. Así fue como empezó a dar sus primeros pasos la
Liga Marítima Española, gracias a la iniciativa y empuje del teniente de navío
de 1.ª Adolfo Navarrete y de Alcázar. Y con objeto de abrir un amplio debate
sobre la necesidad y conveniencia de volver a contar con una Armada moderna
y digna, tuvo lugar el Certamen de Almería de 1900, que obtuvo un gran
eco mediático e impulsó la creación de la Liga Marítima, cuya constitución
tuvo lugar el 16 de diciembre de aquel mismo año bajo la presidencia de
Antonio Maura, contando con Adolfo Navarrete como secretario general.
692 Octubre