Conclusión
TEMAS PROFESIONALES
La importancia de la aviación de ala fija embarcada sigue siendo plenamente
vigente en la actualidad. Un grupo de combate centrado en un portaviones
o en un LHD posee unas capacidades que le permiten controlar amplios
espacios marítimos, negar su uso a un adversario o alcanzar objetivos en escenarios
alejados, no solo en zonas litorales, sino también tierra adentro. Puede
así, constituir un medio de disuasión por su sola existencia o por su presencia,
e influir de manera significativa en el desarrollo de una crisis. Por ello, las
naciones que pretenden mantener o incrementar su pujanza a nivel global o
regional la consideran como un elemento fundamental de sus fuerzas navales.
Si España quiere que la Armada tenga una relevancia acorde con su importante
posición geoestratégica y con el peso que debe tener en la Unión Europea
y en la Alianza Atlántica, que sea capaz de influir en las regiones de interés
y de afrontar los retos que se puedan presentar en el futuro, así como de
seguir garantizando el prestigio de su industria naval, debe mantener su aviación
de ala fija embarcada.
Solo el F-35B puede sustituir al Harrier, debido a que es el único avión de
nueva generación de despegue corto y toma vertical, por lo que el Juan Carlos I
ha sido diseñado para poder operar con él. Su incorporación no solo posibilitaría
mantener la necesaria capacidad de proyección, sino incrementar la
eficacia en todo tipo de misiones, dadas sus innovadoras características y su
superioridad sobre la mayoría de los aviones de combate actuales, a un precio
que ha descendido de forma significativa durante los últimos años.
La adquisición del F-35B permitiría a nuestra Armada disponer de un
grupo de combate dotado de aviones de quinta generación, que operarían en
red con las fragatas F-100 y F-110, lo que le proporcionaría unas capacidades
muy superiores a las actuales, gran interoperabilidad con nuestros aliados,
facilidad de integración en fuerzas multinacionales y una significativa ventaja
operativa sobre posibles amenazas. Podría así seguir contribuyendo, de manera
destacada, a la defensa de España, a la protección de sus intereses nacionales
y a la seguridad internacional, incluso en los lugares más remotos.
El futuro ya está aquí, no nos podemos permitir dejarlo pasar.
2020 541