CARTA DEL DIRECTOR
Queridos y respetados lectores,
EDIANTE Real Decreto 89/2021, a propuesta de la
ministra de Defensa, y previa deliberación del
Consejo de Ministros en su reunión del pasado 9 de
febrero, se nombra jefe de Estado Mayor de la
Armada al almirante Antonio Martorell Lacave,
promoviéndole al empleo de almirante general. Esta
designación para ejercer el mando de la Armada
constituye un hecho de significativa relevancia para
la Institución. En estas primeras líneas, utilizando la
fórmula tradicional, queremos desear toda la suerte
del mundo, que será la de todos, al almirante general
Antonio Martorell Lacave en el desempeño de su
cargo. Sin duda, sus destinos de mando en la mar,
junto a su amplia experiencia profesional atesorada
en prácticamente 42 años de servicio, le ayudarán a
tomar las decisiones apropiadas y convenientes,
manteniendo con firmeza el rumbo de la Armada en condiciones que no serán bonanci-bles,
según expresó en su intervención en la toma de posesión, presidida por la ministra
de Defensa y que tuvo lugar el pasado 11 de febrero en el Cuartel General de la Armada.
En su discurso, el almirante general Martorell señaló asimismo la doble función que a su
juicio corresponde al AJEMA: «Una primera, interna, en la que tiene que marcar el cami-no
de la Institución, fijar el rumbo, con su visión estratégica… y una segunda, mucho
más complicada, externa, que consiste básicamente en relacionarse con el entorno para
convencerle de la necesidad y las necesidades de la Armada».
En la arena internacional, destacamos que el pasado 4 de febrero el presidente Biden
desgranó en el Departamento de Estado las líneas generales de su política exterior,
concentradas en la siguiente declaración de intenciones: «Estados Unidos ha vuelto». En
términos generales, mostró un tono más firme con Rusia y China, pero dejando abiertas
las puertas a una hipotética cooperación. Por otra parte, destacó su voluntad de fortalecer
el liderazgo global de Estados Unidos y la importancia del multilateralismo frente al
America First de su predecesor, subrayando que «repararemos nuestras alianzas, interac-tuaremos
con el mundo de nuevo, no para responder a los desafíos del pasado, sino para
responder a los del presente y el futuro». El nuevo inquilino de la Casa Blanca aprovechó
esta ocasión para anunciar varios cambios de calado en relación a las políticas seguidas
por Donald Trump, entre los que reseñamos los dos siguientes: Estados Unidos dejará de
apoyar las operaciones ofensivas en el conflicto de Yemen, y Washington detendrá la
retirada planeada de parte de su contingente de tropas en Alemania. Como resumen del
giro emprendido en la política exterior, el presidente Biden afirmó que «Estados Unidos
volverá a liderar de nuevo, no a través del ejemplo de nuestro poder, sino con el poder de
nuestro ejemplo».
Dos semanas después, el 19 de febrero, el mismo día en que Estados Unidos volvió
oficialmente a formar parte del Acuerdo de París para combatir el cambio climático que
había abandonado el pasado noviembre, el máximo mandatario estadounidense intervino
virtualmente desde Washington para plantear su agenda de política exterior a los líderes
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