Evolución de la pirámide de población española
El papel de las migraciones y el
incremento de la diversidad
Desde 2015 el número de fallecimientos en España
supera el de nacimientos12 y, por otro lado,
desde 2008 se han perdido al menos 804.116 nacionales,
fundamentalmente jóvenes, que han
emigrado al exterior. Sin embargo, la población
no disminuye sino que aumenta debido a la llegada
de inmigrantes. Para responder a la pregunta
de cuántos efectivos aporta la inmigración
al crecimiento demográfi co de nuestro país hay
que distinguir dos casos. El primero es el de aquellos
que han adquirido la nacionalidad española,
que son más de 2,0 millones, manteniendo muchos
de ellos doble nacionalidad en virtud de
acuerdos bilaterales con sus países de origen. El
segundo grupo es el de los residentes extranjeros,
que el INE cifra en 5,4 millones en 2019: un 11,4%
del total del padrón continuo. Por el propio carácter
de su situación administrativa no hay datos
ofi ciales de las personas que se hallan en situación
irregular, aunque EUROSTAT se arriesga a un
cálculo de 579.000 que otras fuentes elevan a
más de 800.000. Otra pregunta es cómo son los inmigrantes
llegados a España. Por su origen, el mayor
aporte corresponde al conjunto de naciones
hispanoamericanas (2,2 millones), y por países,
Marruecos se destaca con 712.000 seguido de
Rumanía con 623.000. Por su edad, los inmigrantes
son más jóvenes (edad media de 36,2 años)
que los nativos y tienen una tasa de natalidad
(16,3‰) superior al doble de la de los españoles
de origen, por lo que el 25% de los menores de 15
años tiene uno o los dos progenitores de origen
extranjero13, que importan diferentes tradiciones
culturales y religiosas.
El horizonte de las migraciones a treinta años
vista varía sensiblemente según el escenario elegido
por las proyecciones, ya que es esta la variable
más incierta e inestable de las que manejan
esas simulaciones. Calcular un fl ujo inmigratorio
hacia España semejante al actual es lo que explica
que se proyecte un crecimiento demográfi -
co por encima de los 50 millones de habitantes a
mediados de siglo, pero pueden aparecer situaciones
que frenen ese movimiento, como ocurrió
en la crisis de 2008, o podría suceder a causa de
las consecuencias económicas y sociales todavía
por conocer del Covid-19. En todo caso, aunque
la tendencia migratoria se modere, la signifi cativa
presencia de oriundos de otras nacionalidades y
culturas en las cohortes de menor edad muestra
el peso creciente de la población de raíz no autóctona.
Sin duda una sociedad diversa, abierta
y plural es una oportunidad que exige un esfuerzo
por la integración y la inclusión en torno a “unos
valores comunes de pertenencia basados en la
aceptación de los derechos fundamentales y en
el aprendizaje de las reglas democráticas”14. Pero
si la integración fracasa, la convivencia y la paz
social están en riesgo y se alimenta la desconfi anza
mutua, la intolerancia, la exclusión, el radicalismo
e, incluso, la violencia.
Impacto en el reclutamiento de tropa
y marinería
Una evolución demográfi ca como la hasta
aquí descrita suscitó en su momento un debate
sobre el modelo de profesionalización y el tamaño
de las fuerzas armadas españolas. En este
contexto, el analista británico Rickard Sandell advertía
que el proceso de envejecimiento y escasez
de jóvenes de nuestra población “tendrá serias
consecuencias sobre el número de efectivos
de las fuerzas armadas y mermará su capacidad
para desempeñar efi cazmente las misiones que
les sean encomendadas”15, añadiendo que el
descenso de la población en edad de reclutamiento
“dicta de forma indirecta la capacidad
de defensa de España”16. Transcurridos casi veinte
años, los peores augurios de Sandell sobre una
mengua drástica de la capacidad de reclutamiento
no se han cumplido, pero algunas de sus
herramientas de análisis siguen siendo válidas.
48 Armas y Cuerpos Nº 144 ISSN 2445-0359