Portadilla del “Título segundo de las Ordenanzas que
corresponden al Cuerpo de Ingenieros”
Esta formación se conseguía por dos procedimientos
alternativos o consecutivos. Como ayudante
de un Ingeniero ya consagrado, con el
que se aprendía el ofi cio hasta obtener el título
de ingeniero “ordinario”, o bien, realizando los estudios
necesarios en una de las Academias que a
partir del siglo XVI irían apareciendo.
El primero de estos centros fue la “Academia
de Matemáticas y Arquitectura Militar de Madrid”,
que fundó Felipe II en el último tercio del
siglo XVI (1582), a instancias del Arquitecto Juan
de Herrera y del ingeniero Tiburcio Spanochi. En
ella se estudiaban: “Geometría de Euclides”; “Los
Tratados Selectos de Arquímedes” o, “Teoría y
Práctica de la Fortifi cación”, que explicaba el
capitán de Ingenieros Cristóbal de Rojas, autor
del primer tratado de fortifi cación impreso (1598)
en España. La Academia de Madrid desaparecía
en 1625, teniendo continuidad en la Cátedra de
Matemáticas y Fortifi cación del Colegio Imperial
en Madrid.
Ninguna de ellas llegó a alcanzar la importancia
de la “Academia Real y Militar del Ejército
de los Países Bajos”, fundada en Bruselas en 1675,
cuyo único director fue el ingeniero militar Sebastián
Fernández de Medrano, muerto en 1705. Un
año después, desaparecía la Academia al caer
Bruselas ante los ejércitos de la Gran Alianza, en
el marco de la Guerra de Sucesión española. En
la Academia, una de las más importantes de Europa,
el primer año, los alumnos estudiaban geometría,
fortifi cación, artillería, geografía y “arte de
escuadronar”. La mayoría de los alumnos cuando
terminaba el curso volvían a sus regimientos
(se admitían ofi ciales y cadetes de los diferentes
Cuerpos), mientras que los mejores continuaban
otro curso, en el que profundizaban sus estudios,
para convertirse en ingenieros del ejército.
La creación del Cuerpo de Ingenieros.
La Academia de Barcelona
El número de ingenieros militares fue decayendo
en España a fi nales del siglo XVII, situación que
se agudizó a comienzos del XVIII, con la Guerra
de Sucesión. Esta carencia movió al Secretario
del Despacho de Guerra, a proponer al Rey Felipe
V la creación del Cuerpo de Ingenieros, y
a Jorge Próspero de Verboom, Ingeniero Mayor
del Ejército de los Países Bajos, como su organizador.
En consecuencia, en enero de 1710 el Rey
nombraba a Verboom “Ingeniero general de mis
ejércitos, plazas y fortifi caciones”. Verboom terminaría
su proyecto de organización en Barcelona
en 1711, donde se encontraba prisionero de los
austriacos después de la batalla de Almenara.
Posteriormente, y aún estando en cautividad remitiría
sus trabajos al Rey, quién, por un Real Decreto
de 17 de abril de 1711, creaba el Cuerpo
de Ingenieros.
En 1712, una vez en libertad, al ser canjeado,
el Ingeniero General iniciaba la organización,
reuniendo a los pocos ofi ciales que había en España,
con los que vinieron de Flandes, algunos
italianos (que ya estaban trabajando en España)
y otros franceses, cedidos por Luis XIV. Desde la
Creación del Cuerpo en 1711 a 1718, se integraron
algo más de un centenar de ingenieros. Sin
embargo, el sistema de admisión no satisfacía a
Verboom, por lo que lucharía por la creación de
una nueva Academia de Matemáticas, donde
pudiesen prepararse los ofi ciales que habían de
formar parte del Cuerpo recién constituido. Además,
él mismo, había estudiado en la Academia
de Bruselas, a la que tomaba como modelo para
el nuevo centro de enseñanza. En septiembre de
1712, apenas liberado de su cautividad, remitía
al Marqués de Bedmar, un documento titulado:
Projet pour une Academie ou Ecole, ou se doit
demontrer les Mathématiques, Fortifi cation et
Dessin dans les parties qui conviennent de savoir
… particuliérement pour ceux qui souhaiteront
d´entrer dans le Corps de Ingenieurs. Este proyecto
no llegó a concretarse a causa de las campañas
de Cerdeña y Sicilia, que le mantuvieron concentrado
en ellas. Finalmente, en 1720 se abría
la Academia de Barcelona, nombrándose como
52 Armas y Cuerpos Nº 144 ISSN 2445-0359