Fuente: Datos INE y elaboración propia
El primer dato a considerar es el cambio producido
en lo que se ha llamado “nicho de reclutamiento”
en referencia a las cohortes de edad
entre 18 y 28 años que marcan los límites de
acceso a las escalas de tropa y marinería. En el
gráfi co 3 se muestra que ese nicho ha descendido
en 2,6 millones de jóvenes de ambos sexos
de nacionalidad española en las dos últimas décadas,
pasando de 7,0 millones en 2000 a los 4,4
actuales: una brusca pérdida del 37,7%. Según
las proyecciones centrales del INE, es previsible
un repunte hasta 2030 por la incorporación de españoles
de primera y segunda generación descendientes
de inmigrantes, pero la cifra volverá
a decaer posteriormente a valores similares a los
de 2020 siempre y cuando se mantengan los fl ujos
migratorios positivos y las tasas de adquisición
de la nacionalidad española. De ser así, de perseverar
una cierta estabilidad hasta el 2050, en
principio no se vería afectado el número de efectivos
de tropa y marinería establecido en 79.000
por la vigente Ley de Presupuestos Generales del
Estado, incluso superior, quedando muy
lejos de las previsiones de Sandell que,
partiendo de un discutible supuesto de
tasas de reclutamiento y de bajas anuales
fi jas, estimaba que en 2020 no habría
más de 52.000 soldados y marineros17.
Unas previsiones enfrentadas, además,
con los resultados de las convocatorias
de ingreso más recientes, que muestran
una elevada relación de solicitudes por
vacante ofertada (ver gráfi co 4).
No obstante, en una visión en detalle
de las proyecciones aparecen sombras.
Si se atiende a la diferencia entre quienes
abandonan el nicho por superar los
28 años de edad y los que se incorporan
con 18 y se expresa en porcentaje de
variación, el resultado es el que muestra
el gráfi co 5. El efecto es el propio de una
pirámide demográfi ca cuya base se va
estrechando en relación a los brazos
inmediatamente superiores, observándose que
hasta 2020 salen del nicho más jóvenes de los
que llegan a él, con la notable reducción del 34%
que se produjo en 2005, mientras que entre 2020 y
2030 se prevé un modesto equilibrio salidas-entradas,
incluso una cierta recuperación, para regresar
después al desequilibrio negativo aunque más
moderado que en etapas anteriores. Por tanto,
como los solicitantes de ingreso en la escala de
tropa y marinería proceden sobre todo de las
edades iniciales en retroceso del nicho, la capacidad
de reclutamiento puede verse afectada y
se acentuaría el envejecimiento de la tropa que
actualmente ya tiene una edad media de 34,1
años. Pero las consecuencias se agravarán si no
se cumplen las proyecciones de continuidad de
saldos migratorios positivos, muy sensibles a cualquier
coyuntura desfavorable, que reduciría signifi
cativamente los grupos de población joven.
En ese caso, las Fuerzas Armadas hallarían una
fuerte competencia en el mercado laboral y en
el propio sistema educativo por captar el recurso
escaso de jóvenes en edad de alistamiento, lo
Fuente: Ministerio de Defensa y elaboración propia
Agosto - 2020 Armas y Cuerpos Nº 144 49