Vista general de la formación de la Guardia Real en el día de su patrón, san Juan Bautista
santos y cómo han de ser para el creyente un
ejemplo de veneración. «Es, por tanto, sumamente
conveniente que amemos a los amigos y coherederos
de Cristo, hermanos también y eximios
bienhechores nuestros; que rindamos a Dios las
gracias que le debemos por ellos; que los invoquemos
humildemente y que, para impetrar de
Dios benefi cios por medio de su hijo Jesucristo,
nuestro Señor, que es el único redentor y salvador
nuestro, acudamos a sus oraciones, protección y
socorro» (Lumen gentium 50).
Por ello, países como Jordania y Malta, ciudades
de Europa como Florencia, Oporto o Génova
—y varias de Filipinas y Canadá— tienen a san
Juan Bautista por patrón. En España lo es de Albacete,
Badajoz y Chiclana de la Frontera, entre
otras muchas poblaciones. En el ámbito de la
Iglesia es patrón de la provincia eclesiástica de
Mérida-Badajoz y, a nivel institucional, de la Policía
Municipal de Madrid y de la Guardia Real,
fi liación relativamente reciente.
Puede señalarse, como antecedente remoto
de la Guardia Real, la creación por el conde Sancho
García de Castilla de los denominados Monteros
de Espinosa, corporación nobiliaria que se
encargaba de velar por el sueño del rey junto a
la puerta de su alcoba. Será, sin embargo, Fernando
el Católico quien, a principios del siglo XVI,
cree —después de un intento de atentado en
Barcelona por Juan de Cañamares— el cuerpo
de Alabarderos, cuyo primer jefe fue el capitán
Gonzalo de Ayora y que convierte a la Guardia
Real española en la más antigua de Europa.
Independientemente del momento histórico y
sus circunstancias, los altos dignatarios de nuestra
nación y, de manera particular los monarcas, han
precisado de una fuerza de defensa que ha ido
evolucionando y adaptándose con el devenir de
los tiempos. Así pues, los soberanos españoles,
los presidentes de los dos periodos republicanos
y también el general Franco mantuvieron estas
estructuras de protección y ceremonial, con organizaciones
y denominaciones diversas, que
desembocaron en la creación del Regimiento de
la Guardia Real en el año 1975 con la llegada al
trono de S. M. el Rey don Juan Carlos.
En ese momento la unidad, que agrupa a
miembros de los Ejércitos, las Armada y —posteriormente—
de los Cuerpos Comunes de la Defensa
no cuenta con ningún santo protector. Será
el buen hacer del coronel jefe, don Rafael Dávila,
con el asesoramiento y ayuda del capellán don
Luis Melero quienes hicieran posible que el Bautista
se convirtiese en patrón de la Guardia Real.
Su carácter, como precursor del Rey de Reyes y
la onomástica del S. M. el Rey don Juan Carlos
condujeron a esta oportuna elección.
De justicia es reconocer la actitud favorable
del arzobispo castrense, don José Manuel Estepa,
para que tal propósito llegase a buen término.
Completadas en Roma las solicitudes pertinentes
y después de un tiempo prudencial, el 11 de
mayo de 1988 la Congregación para el Culto Divino
y Disciplina de los Sacramentos confi rmó el
patronazgo que había concedido el Arzobispado
Castrense de España. Un patronazgo nuevo
para una unidad muy antigua, epítome del espíritu
de la Guardia Real, que se precia de aunar, en
toda ocasión, tradición y modernidad. Desde entonces
no ha faltado ocasión en la que los guardias
reales no se hayan puesto bajo el amparo y
protección de san Juan Bautista, su guía y auxilio,
rogándole por sus familias y por el primer soldado
de España, Su Majestad el Rey.
Agosto - 2020 Armas y Cuerpos Nº 144 97