naufragio de la Santiago, y allí se quedó
durante 53 días debido al mal tiempo reinante,
hasta que el 18 de octubre pudo abandonar
el refugio de Santa Cruz y continuó su navegación
hacia el sur.
En el estrecho de Magallanes
El día 21 de octubre, los barcos divisaron
una lengua de tierra que se adentraba en la
mar. La Victoria y la San Antonio se adelantaron
para reconocerla y vieron que era un
cabo, al que llamaron de las Once Mil Vírgenes
porque era el día de Santa Úrsula y sus
compañeras. Al ver Magallanes, que tras el
cabo se abría una gran bahía, se adentró en
ella y también la bautizó bahía de las Once
Mil Vírgenes, o bahía de Posesión, porque
allí tomó posesión de aquel brazo de mar, y
se dedicó a reconocer las costas cercanas con
sus barcos. Estaba comenzando a explorar el
paso que andaba buscando entre los dos océanos,
que fue bautizado estrecho de Todos los
Santos cuando el 1 de noviembre las naos se
encontraban en su interior, y hoy es conocido
como estrecho de Magallanes.
El marino portugués no sabía que aquel
era el paso que buscaba y, como ya había
tenido otras decepciones anteriores, no sabía
a qué carta quedarse, por lo que mientras lo
exploraba, su humor cambiaba con frecuencia
de la alegría a la tristeza. Ginés de Mafra,
piloto de la Trinidad, que escribió una crónica
del viaje, retrató muy bien el estado de
ánimo de Magallanes en aquellos momentos,
al decir: «Aquí estaba Magallanes muy
pensativo a ratos alegre a ratos triste, porque
cuando le parecía que aquel era el estrecho
que él había prometido, alegrábase tanto que
decía cosas de placer, luego tor naba triste si,
por alguna imaginación le parecía que no era
aquel...».
En pleno estrecho, Magallanes convocó
un consejo de capitanes y pilotos para saber
su opinión de cara al futuro. Algunos aconsejaron
seguir adelante, mientras otros fueron
de la opinión de que lo mejor era asegurarse
que aquel era el paso que estaban buscando,
y, a continuación, regresar a España para
preparar una segunda expedición sobre seguro.
Pero Magallanes decidió seguir adelante
costase lo que costase. Como escribió Mafra:
«... al fin determinóse de seguir aquella obra
hasta el fin...».
Con sus barcos pasó por diferentes bahías
y pasos angostos, y exploró varios canales
para ver si alguno de ellos tenía salida al mar
del Sur. En una de aquellas exploraciones, la
nao San Antonio, que era la de mayor porte y,
por ello, la que llevaba más víveres, aprovechando
la noche desertó, dio media vuelta
para salir al Atlántico, regresó a España y
entró en Sevilla el 6 de mayo de 1521.
De esta manera, la escuadra de Magallanes
se quedó con solo tres naos: Trinidad,
Victoria y Concepción, con las que continuó
las exploraciones. Rebasó la hoy llamada
Punta Arenas, y fondeó en el río de las
Sardinas, que debió el nombre a las muchas
sardinas que allí había (es la actual bahía
Fortescue), donde esperó por si aparecía la
San Antonio que, obviamente, no ocurrió.
Mientras tanto, envió a una de sus lanchas
muy bien pertrechada a explorar otro canal, y
a los pocos días recibió la buena noticia de
que al final de dicho canal estaba la salida al
Mar del Sur. Parece ser que aquella salida fue
localizada gracias a la actuación combinada
de las tres naos, sus embarcaciones menores,
y puede que algunos tripulantes subiendo a
las cumbres cercanas. La verdad es que las
tripulaciones se alegraron, ya que por fin
habían encontrado el tan buscado paso entre
el Atlántico y el Mar del Sur. Aunque la
desaparición de la San Antonio produjo una
gran desazón porque era uno de los barcos
mejor pertrechados. Bien es verdad que
Magallanes hizo todo lo posible por buscarla,
por si se había perdido o si había sufrido
algún percance, pero al final tuvo que desistir
y siguió adelante.
Salida al Mar del Sur
Las tres naos navegaron por aquel canal
entre altas montañas siguiendo rumbos de
componentes noroeste. No vieron a gente,
pero por babor y hacia el sur divisaron
muchas hogueras, por lo que a la zona la
bautizaron Tierra de Fuego. El 27 de noviembre
de 1520 se metieron por canales que parecían
tener salida al mar, hasta que por fin,
LA MAR EN LA FILATELIA
1090 Diciembre