primer tratado de paz y comercio
entre un emperador musulmán
y un rey católico, presentado
como una obra de viajes
relacionados con los mundos
diplomático y militar entre dos
países vecinos, enemigos
seculares y además con cultura
y religiones totalmente diferentes
y antagónicas. El tratado
estaba orientado, entre
otros asuntos, a la regularización
del comercio marítimo, la
supresión de corsarios en
ambas costas, la liberación de
los cautivos y sobre todo a
asegurar la existencia de
pesquerías españolas en África
con la construcción de instalaciones
fijas en el suelo marroquí.
No es un asunto baladí, el
éxito parcial, pero éxito al fin,
en demostrar que el entonces
desconocido imperio marroquí
poseía unos límites territoriales
LIBROS Y REVISTAS
difusos, tanto que este aspecto resulta transcendente aún hoy en relación al
antiguo Sáhara español, como bien analiza y explica el autor.
Se aprecia, por parte del autor, una ardua tarea en recabar datos, consultar
archivos navales, bibliografías, tratados de comercio, documentos históricos,
diccionarios científicos, etc. Por lo tanto, el libro tiene un carácter expositivo,
pero sin renunciar al principal objetivo de toda obra: enganchar al lector desde
la primera a la última página.
Las aportaciones de José María Sánchez Carrión a partir de un manejo de
fuentes primarias extraídas de diferentes archivos y bibliotecas, amén de una
extensa bibliografía específica, nos proporcionan una autorizada y amplísima
visión del asunto y de su alcance en política internacional. Sobre todo, ofrece
un extraordinario estudio de la embajada previa de Al-Ghazzal en la corte de
Carlos III y amplios datos biográficos de Jorge Juan en su faceta de embajador.
Además, y no menos importante, aporta una extraordinaria y colorista
semblanza del ignoto Marruecos, sus gentes y su cultura.
A destacar la metodología del autor, que aúna la amenidad del relato con
un alto sentido científico, su profesión de ingeniero naval e investigador
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