108 JOSÉ MARÍA GONZÁLEZ LANZAROTE
abastecimientos y medios de transporte, que, dada la importancia de la velocidad
en el desplazamiento, que les impediría un saqueo a gran escala,
serían necesarios al menos hasta alcanzar la zona objetivo. Posiblemente, la
decisión de efectuar una acción de semejante envergadura debería ser tomada
durante el otoño o invierno anterior, para dar a los participantes el tiempo
necesario para reservar o adquirir, en su caso, las provisiones necesarias. Si
consideramos que Ordoño reuniría a su fuerza en algún lugar al norte del
Duero cuya ubicación exacta desconocemos y también consideramos que
se dirigió a la zona de Évora directamente, debió marchar más de 400 km
entre un punto y otro. Este itinerario debía ser recorrido de la manera más
rápida posible para evitar que las noticias de la incursión llegaran con mucha
antelación a los distintos puntos del itinerario. Por tanto, como ya se ha mencionado,
las posibilidades de saqueo, sobre todo de víveres, serían escasas
durante un desplazamiento, durante el cual primaría la velocidad y durante
el cual, además, se encontrarían con una población muy pequeña y dispersa.
Aún en caso de hallar zonas aptas para el saqueo, era necesario detenerse en
un punto y abrirse sobre una zona, lo que provocaba pérdidas de tiempo y,
por tanto, del factor sorpresa. Por eso los hombres y animales debían llevar
consigo casi todo lo que tuvieran previsto consumir durante el desplazamiento,
es decir, aproximadamente comida para entre diez y quince días, siempre
pensando que algo se podría obtener en el camino, como pasto y agua. Si
damos por buenas las cifras mencionadas anteriormente, a efectos de cuenta,
es decir, mil caballeros o jinetes y otros mil hombres, que no olvidemos que,
ocasionalmente, podían desplazarse sobre cabalgaduras de cualquier tipo,
aunque probablemente el ritmo de avance permitía su desplazamiento a pie,
la hueste necesitaría transportar entre 40.000 y 60.000 kg de comida, solo
para la alimentación humana16. Si cada hombre transportaba sobre sí mismo
las raciones necesarias para tres días, cifra razonable a efectos de cuenta, las
necesidades de transporte estarían comprendidas entre 28.000 kg y 48.000
kg. Dicho transporte sería realizado sobre acémilas, ya que es harto improbable
que se empleasen carros en número significativo, debido a la consabida
necesidad de rapidez. Si cada acémila, asno o mula, transportaba una media
de 100 kg, cantidad que lógicamente iría disminuyendo rápidamente, nos
encontramos con que dicha hueste necesitaría como máximo 480 acémilas,
Por otra parte, y más grave que lo anterior, había que tener prevista la alimentación
de los animales, sobre todo de los caballos. Estos podían encontrar
16 GONZÁLEZ LANZAROTE, José María: Zalaca. La batalla en el siglo XI .Editorial
Regional Extremeña. Mérida, 2015, capítulo VI, «Logística», pp. 63–73.
Los cálculos efectuados para la batalla de Zalaca, en 1086, pueden ser extrapolados, con
sus distintas circunstancias concurrentes, para la expedición de Ordoño, ciento cincuenta
años anterior.
Revista de Historia Militar, 131 (2022), pp. 108-142. ISSN: 0482-5748