20 PILAR CABEZÓN PÉREZ
establecer tres líneas de torres defensivas que quedó en espera durante
bastante tiempo. Las torres de San Lorenzo, Camellos y Cabrerizas Bajas
se construyeron con arreglo al tipo propuesto en 1862 y según los
proyectos aprobados por R.O de 14 de febrero de 1882, julio de 1885 y
junio de 1886, quedando terminada la primera en 1885 y las otras dos en
1887. Los planes de fortificación para auxiliar la ejecución del fuerte de
Aguariach cuya ubicación se preveía frente a una mezquita quedaron en
suspense hasta no conocer bien los límites, llevándose a cabo en 1891 tras
aprobar algunas modificaciones4.
Las obras ya realizadas eran construcciones defensivas circulares, pequeñas,
con escasas aspilleras y poca posibilidad para contener piezas de
artillería, pero lo peor era la falta de espacio para conservar los alimentos y
especialmente el mayor problema radicaba en no poseer suministro de agua
propio, teniendo que abastecerse a base de carros que traían llenos desde la
plaza de Melilla. La construcción posterior de los fuertes de Rostrogordo,
Cabrerizas Altas y el problemático de Sidi Guariach mejoraba notablemente,
ya que sus plantas se hicieron poligonales con caponeras, aljibes y fosos,
aunque persistía el problema del agua, las obras se remataron en 1890 y
1893 respectivamente. Para la defensa de Sidi Guariach se propuso un plan
de fortificación especial en la zona, teniendo la deferencia de conceder a
los rifeños un pequeño entrante para respetar el morabito y un cementerio
dedicados al santón de dicho nombre, pero esta demarcación nunca fue ni
aceptada ni respetada por los lugareños.
El Gobierno tuvo que hacer frente, en 1893, a la llamada Guerra de
Melilla o Guerra de Margallo. El general Juan García Margallo (1839-–
1893) era gobernador de la ciudad, cuando bajo su mandato se produjo una
viva reacción de los indígenas provocando fuertes enfrentamientos, destacando
el sitio por los cabileños, durante tres días, del fuerte de Cabrerizas
Altas donde quedaron encerrados unos mil hombres, entre ellos los corresponsales
de los principales periódicos de Madrid y Barcelona. La contienda
se saldó con 41 muertos y 121 heridos en las fuerzas españolas. El tratado
de Marraquech, en el que intervino, como en otras tantas ocasiones, el general
Arsenio Martínez Campos, de embajador ante el sultán de Marruecos,
puso fin a este conflicto. Con la Embajada del General iban numerosos
periodistas y fotógrafos ya como reporteros gráficos profesionales, así es el
caso de Manuel Compañy (1858-1909), que trabajó en Ceuta y en el resto
del norte de Marruecos, publicándose sus fotografías en periódicos tan importantes
como ABC, Informaciones, la Unión Ilustrada, Mundo Gráfico…
4 AGMM, caja 118.
Revista de Historia Militar, 131 (2022), pp. 20-84. ISSN: 0482-5748