218 RAFAEL PALACIO RAMOS
veces que han intentado dominarnos, sin haber podido conseguirlo a pesar
de los mayores estragos propios de semejante morralla, con que sin duda
creyeron atemorizarnos, siendo uno de ellos el bárbaro atentado de incendiar
los pueblos…»86
La misma táctica habían seguido los españoles el 15 de junio de 1810,
cuando el general Cacault penetró por La Hermida y se desparramó por parte
de la comarca (en la aldea de Bárago hizo prisionera a buena parte de sus
habitantes) sin conseguir trabar combate ni aprehender material de guerra
alguno. Desde una Potes vacía de lugareños lanzó una proclama nada sutil:
«A no haber yo tenido en cuenta el error en que os halláis, vuestras aldeas
habrían sido incendiadas, y los prisioneros que tengo en mi poder habrían
sufrido ya la muerte; pero los franceses, generosos y clementes, quieren
más bien perdonar que castigar. (…) Marcho pasado mañana. Si para mañana
a la noche los habitantes de Potes no han vuelto a la villa, reduciré la
población a cenizas»87.
Las milicias honradas de Liébana
Ante la negativa de los lebaniegos a abandonar su tierra y engrosar las
unidades regulares, el mando patriota prefirió no forzar las cosas (hacer reclutas
obligatorias hubiera supuesto perder el apoyo local, y entonces la situación
de las tropas en Liébana se hubiera vuelto imposible) y recuperar las milicias
concejiles convirtiéndolas en una fuerza de autodefensa con instrucción militar.
Se constituyeron a principios de 1809 por orden de Julián Albo y
recibieron fusiles y adiestramiento. Sobre ellas, a mediados de ese año, el
josefino Vicente Ruiz informó (exageradamente) desde Cabuérniga de que
los 3.000 vecinos de Liébana habían sido armados para hacer frente a una
hipotética invasión88. En diciembre, Llano Ponte nombró al capitán de granaderos
(graduado de teniente coronel) del Provincial de Laredo Bernardo
Crespo, natural de Rucandio, para mandar «los armamentos de la Provincia
de Liébana», puesto que mantuvo hasta que en febrero de 1812 Mendizábal
lo nombró gobernador de La Cavada89.
Es indudable que, junto a las fuerzas regulares, contribuyeron destacadamente
a la defensa de su comarca, como sucedió en julio de 1810:
86 La Junta a Porlier. Potes, 3-6-1811. AHN, CON, 49806, 1.
87 Transcrita (con su traducción) en LLORENTE FERNÁNDEZ, Ildefonso: 1882, pp. 104-105.
88 Cartas a Joaquín de Aldamar, de mayo y junio de 1810: AHPCAN, CEM, 39, 26 y 27.
89 Hoja de servicios a diciembre de 1817 en AGMS, 1ª, C-3743.
Revista de Historia Militar, 131 (2022), pp. 218-230. ISSN: 0482-5748