98 JOSÉ MARÍA GONZÁLEZ LANZAROTE
luego, dicha disminución no debía ser homogénea y dependería mucho de
las características del poder musulmán de la zona. Richard Buillet estima
que, a comienzos del siglo X, dicha proporción de cristianos entre la población
no sería superior al 50% considerando la totalidad del emirato8.
Muhammad I (852-886) fue el último emir de Córdoba bajo cuyo
gobierno el emirato demostró cierta fuerza. Aun así, debió comprobar que
dicha fuerza no era suficiente para doblegar al rey asturiano, cuyos dominios
se extendían por toda la cornisa norte, desde Galicia hasta Castilla, si bien
muchas zonas fronterizas estaban bajo la autoridad real de condes y magnates.
Las rebeliones, más o menos evidentes formalmente, fueron adquiriendo
gravedad y número a lo largo del periodo de gobierno de Muhammad.
Entre ellas destacan las de Toledo, la de los Banu Qasi, señores del curso
medio del Ebro, aliados o enemigos, según las circunstancias, los Arista de
Navarra cristianos, la de ibn Marwan en la Marca inferior, Mérida, y, hacia
el final de su reinado. en 880, la de Ibn Hafsun en la zona Sur de la actual
Andalucía, que perduraría como una enfermedad que carcomía las fuerzas
del emirato hasta los tiempos de Abderramán III, que la daría por finalizada
en 928. En todas ellas se mezclaron los factores antes indicados de procedencia
étnica, ansias de poder personal y falta de autoridad del emir. Si a ello
le sumamos el fracaso de las expediciones contra los asturianos, cuyo máximo
exponente fueron los combates de Polvoraria y Valdemora, en las cuales
fueron derrotadas las fuerzas de Al - Mundir, hijo de Muhammad, en las dos
pinzas de la expedición que éste había organizado, nos encontramos con
que, al final de su gobierno, Muhammad dejaba un emirato muy debilitado,
más por las fuerzas centrífugas que inmediatamente comenzaron a actuar o,
más bien, a manifestarse abiertamente, que por las pérdidas reales sufridas.
A Muhammad I le sustituyó Al - Mundir, el antiguo príncipe derrotado, que
gobernó, en lo posible, nada más que dos años, muriendo en el 886. Este fue
sucedido en 888, por Abd - Allah, bajo cuyo gobierno el emirato pasó por su
época más decadente. No solo los grandes señores fronterizos y los rebeldes
declarados desafiaron al gobierno central, sino un sinfín de entidades, poco
más que locales y cuyos dominios efectivos se circunscribían a pequeñas
zonas, frecuentemente en litigio con sus vecinos, se hicieron prácticamente
independientes, prestando solamente una obediencia nominal a Córdoba,
que carecía de fuerza tanto para someterlas como para darles protección ante
las amenazas de los cristianos norteños. Buena prueba, por irse centrando
en la zona que se trata, se tiene en la denominada Marca Inferior, la antigua
8 BULLET, Richard W: Conversion to islam in the medieval period: un essay in quantitative
history. Cambridge. Harvard Univertity Press, 1979, pp. 114–128.
Revista de Historia Militar, 131 (2022), pp. 98-142. ISSN: 0482-5748