236 VICENTE PUCHOL SANCHO
Italia decide conquistar Roma
La conflagración franco-prusiana de 1870 decidió a Francia retirar
sus tropas de Roma. No era más que una brigada de 4.500 hombres que
bien poco o nada podía influir en la decisión del conflicto8. Probablemente,
con su decisión pretendía atraerse a Italia como aliada para hacer
frente al ejército prusiano que demostró ser muy superior al francés. Un
gesto por el que daba a entender que, si diplomática y políticamente se
mantenía firme en la defensa de los territorios que le restaban al Papa,
dejaba abierta la posibilidad a una futura negociación. Al fin y al cabo, era
lo ocurrido en 1859 y 1860, cuando Italia ocupó militarmente las Legaciones,
las Marcas y la Umbría mientras las tropas francesas permanecían
impasibles en Roma. Sin embargo, a pesar de las divergencias existentes
en el Gobierno italiano, este adoptó inicialmente una política de estricta
neutralidad.
A mediados de agosto, cuando los franceses abandonaron definitivamente
el territorio de la Iglesia, la izquierda italiana intensificó sus presiones
y amenazas al Gobierno para que ocupase Roma. Particularmente tras las
victorias de los prusianos en el mes de agosto, en la que la balanza del conflicto
se inclinó claramente en favor de estos.
Mientras el Gobierno dudaba sobre la oportunidad de invadir los Estados
Pontificios, decidió organizar un cuerpo de observación en la frontera
bajo el mando del general Raffaele Cadorna. El 16 de agosto se reunió
el Parlamento en sesión extraordinaria y aprobó un desembolso de 40 millones
para hacer frente a los gastos militares. La izquierda aprovechó
para atacar la política del Gobierno y pedir la denuncia de la Convención
de septiembre. Las discusiones finalizaban el 20 de agosto, aprobándose
la iniciativa por 214 votos contra 152, si bien la Cámara expresó su
confianza en que el Gobierno no dejaría pasar la ocasión para resolver la
cuestión romana siguiendo las aspiraciones nacionales. Declaración que a
la izquierda le pareció poco comprometida y amenazó con la dimisión de
todos sus diputados.
El Consejo de Ministros estudió la posibilidad de invadir el territorio
el 28 de agosto. Al día siguiente, el ministro de Exteriores, Visconti Venosta,
envió una circular a los representantes italianos en el extranjero, en la que
sostenía la necesidad de Italia de llegar a una solución definitiva sobre la
cuestión romana. La circular iba acompañada de un memorándum, en el
que se recogía las ideas expresadas por Cavour para solucionar el problema
8 La Regeneración, 5-10-1870, p. 2.
Revista de Historia Militar, 131 (2022), pp. 236-288. ISSN: 0482-5748